Nat Simons, aires folk e intimistas


Texto: Carlos Molina.

Nat Simons ha esperado hasta estar preparada. Y la espera ha merecido la pena. La artista madrileña ha alcanzado con “Home on high” altas cotas de calidad, firmando uno de los debuts más interesantes en nuestro país en lo que va de año. Debut que presentará la semana que viene en Bilbao. No te lo pierdas.

Tu debut se produce cuando estás a punto de alcanzar la treintena, a pesar que desde muy pronto comenzaste a escuchar grandes bandas y artistas americanos como Cat Stevens, Neil Young, CSNY, o Simon and Garfunkel y que llevas componiendo temas, y girando, desde 2007. ¿Crees que esta espera a la hora de lanzarte a grabar un disco ha terminado de dotar de mayor madurez al álbum, que ha quedado lo más cercano posible a lo que podías tener en un primer momento en tu cabeza y que de haberlo grabado antes, podría no haber sido así?


Efectivamente, creo que el álbum tiene esa madurez porque he podido hacer más esbozos y he tenido tiempo para equivocarme y conocerme a mí misma en ese aspecto, sabiendo qué es lo que quiero y de qué forma lo quiero hacer.

Como apuntaba antes, en 2007, y tras profundizar en la obra de Dylan, comienzas a crear tus propias canciones, que se mueven entre el folk y el blues americano surgido entre los 50 y 70. Marchas a Londres y, tras volver de allí, comienzas a foguearte en diferentes salas de Madrid. ¿Qué es lo que más recuerdas de esos primeros conciertos, muchas veces en solitario con tu guitarra y armónica?

Recuerdo unos nervios tremendos, pero también sentir esa magia que es la que me ha enganchado a seguir tocando en directo. Me viene a la cabeza también algo muy bonito como es la reacción tan positiva de la gente, amigos y amigas diciendo que sabían que eso era lo mío y la sorpresa al oír ese tipo de comentarios en la gente cuando me escuchaba era para mí un gran impacto.

¿Ha sido el directo la mejor escuela de aprendizaje de cara a afrontar todo un reto como es la grabación de un primer álbum?

Sin duda alguna, ha sido donde más he aprendido. Ha marcado un antes y un después en mi visión de la música y estoy muy contenta de todo lo vivido.

Tu universo sonoro parece muy marcado por lo anglosajón, especialmente lo estadounidense, aunque el título de tu disco se inspire en un tema de Van Morrison. En alguna entrevista has mencionado a Tom´s Cabin como uno de los artistas españoles que más te gustan, y en algunos detalles de tu propuesta encuentro espacios cercanos a los que pueda trazar, por ejemplo, Ainara Legardon. En ese sentido, ¿qué artistas y bandas nacionales, tanto de antes como actuales, te apasionan?

Me gustan mucho, además de grupos independientes como Tom’s Cabin, Niño y Pistola o Big City, gente como Quique González o cosas más clásicas como Los Secretos o Antonio Vega.

A lo largo de tu trayectoria musical hasta este “Home on high” has estado acompañada por un buen número de músicos (Brian Hunt, David T. Ginzo -Templenton y Cat People-, Joshua Díaz -Hola a Todo el Mundo-…). ¿Hay alguno que destaques por lo que terminó por aportarte musicalmente, sus consejos, etc?

En general, todos los músicos me han enseñado o aportado algo, unos más que otros y de cada experiencia he sabido aprender de los fallos y de los consejos que me daban, ha habido muchos que han ayudado de una manera desinteresada y eso lo tengo que agradecer. Gente como Marco Valero o Qmins ha sido muy importante para que esto saliera adelante. Aunque antes de eso ha habido muchos que también han apostado por mí, un ejemplo claro es Juan Diego Gonsálvez, que me acompañó durante un tiempo a la batería.


Foto: Jacobo Madrano.

La producción del álbum ha corrido a cargo de David Gwynn, al que conoces desde hace ya varios años. ¿Qué crees que es lo más interesante que ha aportado David al sonido final del disco, y cómo ha sido trabajar junto a él?

Creo que le ha aportado especialmente esa calidad en el sonido, y también ha sabido respetar desde un principio la esencia de las canciones y las ha entendido a la perfección. Eso es lo que ha hecho que el disco suene tan orgánico e intimista, ha sabido dar en su justa medida lo que necesitaba la canción y yo estaba muy de acuerdo con él. Para mí ha sido increíble trabajar con él y he aprendido muchísimo…

Si no te importa, me gustaría hacer un inciso antes de entrar a hablar más detalladamente de “Home on High”. La hoja promocional señala que en 2010 grabaste tus primeros temas de estudio con el conocido Alex Olmedo como productor. ¿Qué fue de esas canciones? ¿Alguna de ellas ha terminado por formar parte de tu álbum debut?

Sí, realmente sólo pude grabar dos temas con Alex Olmedo que fueron ‘Wild Way’ e ‘Indian trees’, y se pueden escuchar las dos versiones en youtube. Esas dos canciones las grabé también en el disco porque sabía que iban a coger un carácter más maduro e interesante, y así fue.

Vayamos ya con “Home on High”, disco que arranca con una recogida ‘Another coffee and cigarette day’, que da muestras de algunas de las características que conforman el álbum: arquitecturas sonoras para nada barrocas, sino mostrando los temas muy desnudos, bien guiados por unas cuerdas de sonido americano (acústicas, eléctricas, pedal steel, dobro, lap steel, mandolin), y gran importancia de tu voz como vehículo también expresivo (en este caso, con un acompañamiento a cargo de Jack Jamison). Me fascinan tanto algunos de sus rasgueos fronterizos como los adornos a cargo de los teclados en una ‘Big Liar’ que es una auténtica delicia. ‘Ain´t no blues’ se carga de energía. Imposible no moverse al compás de tu voz y esa armónica de Jack… ¡se sale la canción! Como imposible no aplaudir la sobrecogedora, e intensa, ‘Indian trees’. Impresionante el inicio del álbum. Las canciones se revelan perfectamente elaboradas. ¿Durante cuánto tiempo trabajaste en la composición de los 11 cortes que constituyen “Home on High” antes de entrar al estudio Audiomatic de José María Rosillo?

La verdad que hay temas que son muy recientes, como el primer corte y el último que da titulo al disco, y otros que ya tienen más años como ‘Indian trees’ o ‘Wild way’. Este disco es una selección de lo más significativo de estos últimos años. Lo único que desde que conocí a Marco Valero y Qmins y empecé a vestir los temas, a darles un sentido más de banda y los rodamos durante el año 2012 pasó medio año hasta que entramos en el estudio. Durante ese proceso ya tenía muy claro qué canciones iba a grabar y cómo quería que sonaran…

Una juguetona ‘Strange music avenue’ (¡ese hammond!) nos conduce a unas recogidas ‘Wild Way’, desbordante en sus diferentes intensidades, la fascinante ‘When the music doesn´t sound’, de nuevo elevada por los teclados, y la bella y doliente ‘Lullaby’, uno de los grandes momentos del disco, que provocará más de una emoción en los directos con sus guitarras y armónica. El álbum suena fantástico, tanto en continente como en contenido. Antes hablábamos de la labor de David en la producción. ¿Qué piropos tienes, en este caso, para el trabajo de José María Rosillo en las mezclas y la edición?

José María Rosillo tiene también mucho que ver en ese sonido limpio y claro. Como técnico sabe sacar mucho partido a la voz y entendió muy bien lo que queríamos, y cómo queríamos que sonara. Además es muy rápido y resolutivo, también ha trabajado durante muchos años con David Gwynn y se nota la complicidad, eso ha sido muy bueno.

Una lánguida ‘Wheels and Dust’, en la que te acompañas en las voces por Elena García Poza, ‘Come back Baby’ y sus vibrantes atmósferas y una hipnótica y pesada ‘Home on High’ despiden el álbum. Te han acompañado en la grabación del disco Marco Valero, David Lads, Guillermo Berlanga y el propio David Gwynn, así como, entre otros, el ya citado Jack Jamison (del grupo Cañones y Mantequilla), el también citado Alex Olmedo (nada menos que al theremin en “Strange Music Avenue”) o Manuel Cabezali (Havalina) en el cierre de ‘Home on High’. Imagino que el haberte rodeado de tantos grandes músicos te ha tenido que dar mucha tranquilidad durante tu estancia en el estudio…

Sí, la verdad que en todo momento he estado muy tranquila en ese sentido. Ha sido increíble escuchar todo lo que iban aportando cada uno, son muy buenos y han sabido aportar su propia personalidad, y eso es precisamente lo que quería. También me pasa cuando me acompañan en directo, puedo estar muy tranquila, sé que con ellos va a sonar muy bien.

Disco que presentaste por todo lo alto el 22 de mayo en la sala Moby Dick de Madrid. Aunque de dar bolos ya sabes un rato. ¿Qué otras próximas fechas de presentación del disco puedes adelantarnos?

El 22 fue para mí la prueba de fuego y estoy muy contenta con todo lo que pasó, la acogida de la gente y la complicidad en el escenario fue tremenda. La verdad es que fue un gran concierto en todos los aspectos, algo que recordaré mucho tiempo.

En cuanto a las siguientes fechas, haré una pequeña gira Fnac en junio. El día 3 en Málaga, el 13 en Bilbao, el 21 en Barcelona, y el 26 en Madrid Callao. En Bilbao estoy cerrando un concierto para ese jueves 12 o el mismo viernes 13.

Antes de terminar, pregunta curiosa: aparte de tu faceta musical, de joven parece ser que escribiste cuentos y cómics. ¿Sigues manteniendo esa pasión por escribir, más allá de las letras de tus canciones? ¿Sueles comprar tebeos, y si es así, cuáles son los últimos que más te han gustado?

Hace mucho que no escribo nada que no sean canciones, ni tampoco dibujo ni compro tebeos ni comics. Creo que la música se ha apoderado de toda mi atención. Algún día me gustaría poder compaginar todas esas cosas o incluso sacar algo conjunto, como un disco con escritos y dibujos… De pequeña era una apasionada de los tebeos de Asterix y Obelix, creo que me los debí de leer todos, de más mayor leí otros japoneses.

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