Andrés Suárez: “mi apuesta musical es por la fusión y la evolución”



Texto: Carlos Molina.

A la chita callando, y currándose mil y un escenarios (medianos, pequeños y muy pequeños), el gallego Andrés Suárez ha ido conformando una más que interesante carrera que ha desembocado en el directo “Moraima”, que paseará este jueves en el Kafe Antzokia de Bilbao, un local que le impone “respeto”. “No es una sala cualquiera, es historia de la música y eso me acojona un poco. Yo iba al instituto escuchando el ‘A Pelo’, de Platero y Tú. De repente, uno va al Antzoki, ve las dimensiones del local, se empapa de su historia y le entra un profundo respeto”.

Un local más amplio que entra dentro de una apuesta decidida por salas de más capacidad en la segunda parte de la gira de presentación de “Moraima”. La primera ha sido todo un éxito. ¿Esta apuesta a lo grande es la consecuencia lógica de lo vivido en el primer tramo del tour? “Es una decisión arriesgada de continuidad. Uno puede quedarse toda la vida en un local para cincuenta personas diciendo que lo llena y que deja gente fuera, pero me parece una actitud de cobarde ganador. Yo intento crecer con la música y llegar a más lugares. De la misma manera que fui de Ferrol a Santiago y de Santiago a Madrid para defender mi proyecto, ahora toca apostar por salas más grandes como el Antzoki y La Riviera, en Madrid, donde actuaré la semana que viene. Si uno no se quiere a sí mismo, quién te va a querer. Vengo de locales que ya conocía de antes, son ya familia de hace años, pero ahora toca decidirse por un formato de trío acústico, de banda entera, por viajar acompañado”.

Andrés es locuaz conversador, e inteligente en su expresión. Por eso, no es de extrañar su pasión por la música… por todo tipo de música que le transmita algo. “Si de algo puedo presumir es de haber escuchado, y escuchar, todo tipo de música. Mi padre es un melómano empedernido. En el coche, en mi infancia, se escuchaba desde Javier Ruibal hasta Antonio Vega, pasando por Extremoduro, Platero, música folk gallega… por eso creo que mi música es tan diversa”. Y he ahí uno de los grandes atractivos de la música de Andrés, su falta de prejuicios. “Yo es que no creo en el pop, el rock o el blues, creo en la fusión, en la evolución musical. Intento contaminarme de todo tipo de sonidos, y de hecho hay canciones que cuando las compongo no sé si son rock, pop… o qué. Y tampoco me importa, hago música y ya está”.

La carrera del músico gallego ha ido pasito a pasito… aunque ha tenido desde un comienzo con el aplauso de la gente. Su debut, “Maneras de romper una ola”, colocó más de 4.000 ejemplares sin el apoyo de ningún sello ni promoción. Su reválida, “Cuando vuelva la marea” contó con la dirección musical y los arreglos de Alfonso Pérez (Estopa, Andrés Calamaro, Rosana…). ¿Colaborar con Alfonso terminó por apuntalar tu proyecto musical? “Sin duda. Me cambió la vida en todos los sentidos. Me conoce tanto musicalmente… es música pura, y de los mejores músicos que hay en este país y fuera de él. Tiene una hipersensibilidad musical. Además me enseñó algo muy importante. Yo venía de un disco en el que había que meter más pistas, más elementos… y él me dijo: ‘menos es más’. Y de una forma muy heavy. De repente, un tema que tenía, no sé, 25 pistas, al final quedaba solo con 7… y descubrí que me encantaba que mi música tuviera aire. Esa limpieza fue fantástica”.

Hay directos muy tratados en el estudio, en el que incluso se meten o retocan instrumentos, se sube el audio del público… el tuyo, sin embargo, atrapa por su cercanía. Casi parece que te has encerrado en una habitación para tocar a cada uno de los oyentes del disco… “Antes de nada, muchas gracias por esas palabras… me mola lo que has dicho, porque es así. ‘Moraima’es un disco cien por cien en directo, salvo la versión para radio de ‘Números cardinales’. Por lo demás, cuando yo toso, se oye, cuando Alfonso se mueve, se escucha la silla... Lo que sucedió allí es lo que suena. No tiene trampa. No me creo esos discos en directo perfectos… antes me gustaban, pero ahora me huelen a chamusquina. Lo que ensayamos, en este caso, es lo que quedó. Me encanta eso que has dicho de una habitación pequeña… y es que yo vengo de tocar ya con 14 años en Ferrol en garitos. A mí me metes en un estudio de grabación y me tiemblan las piernas. Cantas para la pared, cuando a mí lo que me gusta es cantar para la gente”.

Con ese sentimiento, no es de extrañar que “Moraima” marque el camino musical de Andrés en discos venideros… “Es el álbum que más me creo, el que más me ha llenado hasta ahora”. Así que el sonido crudo seguirá ahí. “Completamente. He flipado con este trabajo, gracias también al pedazo banda que me ha acompañado. Aunque sea en un estudio de grabación gigante, en mis próximos discos grabaré con público en las sesiones, o registraré al menos las canciones con todos los músicos a la vez, poniendo un micro arriba y tirando para delante. Si así una canción no suena, pues será que no suena. Es en lo que ahora creo”.

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