Guadalupe Plata: brutales directos... ¡y genial disco!



Texto: Txema Mañeru.

Si aún no has escuchado o no has visto en directo al trío de übeda, GUADALUPE PLATA, te estás perdiendo algo de lo más grande y personal de los últimos tiempos. Son únicos y no hay majaras similares que partiendo del blues arcaico lleguen a donde lo hacen estos majaras. Además, es que lo bordan en disco. A mi juicio, aunque todos se titulen igual, cada uno ha ido superando al anterior. Pero es que en directo son una de las experiencias más gratificantes que tenemos en la actualidad. ¡Y siguen sin perder chispa en absoluto!

En su anterior disco cantaban a las serpientes, los pollos, el tigre y nos arañaban al implorarnos “¿Qué se siente al matar a un gatito?”. Ahora han publicado el tercer "GUADALUPE PLATA" (Everlasting / PopStock!) y pueden decir que incluso involucionan en lugar de evolucionar que es lo que afirman hacer la mayoría de las bandas al uso. Ellos van hacia atrás… pero avanzan, porque van hasta el tuétano de las canciones y hacen que el blues primigenio de Charley Patton, Bukka White, Skip James o Big Bill Broonzy se retuerza en una orgía con el cante jondo ancestral y que todo lo trituren con una apisonadora psicodélica que les convierte en únicos. En el nuevo y tercer “Guadalupe Plata” (Everlasting Records / PopStock!) sigue presente la peligrosa serpiente en la poderosa portada, otra vez más, que además tiene diferente y atractivo artwork para la edición de vinilo y para la de compacto. A la serpiente le acompaña imaginería religiosa de su Virgen de Guadalupe y un peligroso perro negro abandonado. Ese es el destino para los galgos que ya no pueden competir y también el destino de muchos bluesmen que prácticamente han muerto de inanición. Han grabado todo en directo en Austin en el estudio de Ryan Anderson y han vuelto a contar con un maestro de las mezclas como es Mike Mariconda.

Y la cosa chuta. ¡Vaya si chuta! Arranque en plan Ry Cooder en guarro con “Lamentos”. Indisimulado e innegable homenaje a The Doors en “Rezando”. También a “Los Santos Inocentes” en “Milana”. Se atreven a meter bombos del Santo Entierro de Cristo y del Santo Sepulcro (“Voy Caminando”, “Santo Entierro”). Se lamentan como los viejos flamencos y como Howlin’ Wolf. Meten slide guitar y bottleneck como hacía Jeffrey Lee Pierce en solitario y al frente de los estupendos The Gun Club. Un buen ejemplo es el quejumbroso instrumental, casi con ritmo rockabilly que cierra la cara A, “Funeral de John Fahey”. Por cierto que el lado B se abre de nuevo salvaje con “Esclavo” y sus sonidos pantanosos. Muerde con su armónica Walter Daniels (Oblivians, ’68 Comeback) en “No Me Ama” y lo hará en otros temas que han quedado registrados para un futuro single (¿en vinilo y para FOLC Records?). “Demasiado” es demasiado, un pedazo de blues arcaico que muerde. Las guitarras en “Oh My Bey!” escupen electricidad y rabia. El disco quizás sea todavía más oscuro, más primitivo y/o más sombrío aún,… pero por todo ello, y por las 13 espléndidas canciones, es mejor aún. Aquí siempre han hecho rehenes y en el Azkena de Bilbao el día 27 seguro que vuelven a sorprender y maravillar por partes iguales. ¡Son de esos grupos que marcan las diferencias con sus directos arrebatadores!

Comentarios