Patricia Moon: “Lo más bonito de la música es poder seguir aprendiendo, que no sea algo matemático”


Texto: Carlos Molina.

“Oxytocin” es el segundo largo de la asturiana Patricia Moon (foto: Janite Lafuente), artista todoterreno que ha compartido vivencias y experiencias con bandas y artistas como Siniestro Total o Matt Elliott, y que en este nuevo disco abraza tanto el rock más clásico, como el más actual, sin desdeñar apuntes intimistas y acústicos. Rock lunático, como ella lo llama, de gran calidad. Saquen la libreta y apunten su nombre.

Buen, buen disco el que nos regalas con “Oxytocin”, nombre además del primer corte, uno de los más destacados del álbum. Retrocedamos algo en el tiempo. ¿Cuándo comienzas a dar tus primeros pasos musicales, y qué es lo que te llevó a adentrarte en el mundo de la música?


¡Gracias! Siempre me moví entre dos mundos, el rock y el clásico. Me inicié en la música a temprana edad. Comencé la carrera de violín con 8 años (son 14 años de carrera), pero desde que conocí a Nirvana supe que mi vida musical iba a enfocarla desde otra perspectiva. La técnica del clásico me ayudó siempre a llegar donde quiero musicalmente hablando, pues te proporciona muchas herramientas, más que cualquier otro estilo. Así que con 18 años ya formaba parte de bandas y trabajaba con músicos del ámbito del rock.

Un mundo en el que, acompañada de tu violín, has colaborado con gente como Siniestro, Piratas… y el gran Matt Elliot. Todo un background del que imagino que te sentirás más que satisfecha. ¿Cuáles consideras que son los grandes logros de tu carrera musical hasta ahora?

El haber podido trabajar con músicos tan diferentes, intercambiar info, las relaciones amistosas que se crean, etc. es muy enriquecedor y ha aportado mucho en mi vida. Por otro lado, haber tenido la oportunidad de ser becada por Berklee (USA) ha sido increíble y he aprendido muchísimo. Es una carrera de fondo que me ha llevado hasta el día de hoy, donde puedo presentar mi segundo álbum “Oxytocin”. Todos son pequeños logros que vas trabajando día a día, y ver la evolución y el resultado es muy satisfactorio.

Debutaste con el homónimo “Patricia Moon” (2010), que caminaba por senderos más acústicos que su reválida. ¿Qué virtudes destacarías de este disco casi tres años después de su lanzamiento? Del mismo modo, ¿modificarías algo del mismo?

El primer álbum ‘’Patricia Moon’’ lo grabé en formato desenchufado aunque, siempre en la medida de lo posible, fue presentado en formato eléctrico. Si lo hubiese grabado con banda no distaría mucho de este segundo trabajo. Obviamente, habría una evolución natural por el paso del tiempo. Creo que cuando plasmas un trabajo y lo escuchas después, siempre hay cosas que cambiarías debido a tu evolución natural como músico y persona. Todo es mejorable, soy muy crítica conmigo misma y es lo bonito de la música, seguir aprendiendo hasta el fin de tus días, no es algo matemático.

Ahora regresas con un nuevo largo que supera el notable, “Oxytocin”. ¿Cuándo comenzaste a trabajar en este álbum? Cuando empezaste a desarrollar los temas, ¿sabías hacia dónde querías que fuera su sonido?

La mayoría de los bocetos y composiciones de este disco fueron compuestos en Estados Unidos, donde estuve viviendo una temporada. De ahí ese sonido o sello americano.

Boston es una ciudad donde respiras música por cualquier lado. Nunca vi en ninguna ciudad tantos instrumentos. Desde que te levantas hasta que te acuestas, tu vida se traduce en música. Así que tu cabeza va a mil todo el día, absorbiendo toda clase de info de músicos de todas las partes del mundo. Cuando empecé a componer y a plasmar todo lo que estaba recogiendo, tenía muy claro cómo debía sonar el rock lunático... ¡Tenía la oxitocina a flor de piel! (risas).

Lo decía porque en este álbum hay cobijo para un rock clásico (The last rock star”, la bella “Blue Note”), más contundente (“Who dares to bribe death?”, la ya citada “Oxytocin”), intimismo desbordante (¡qué joya “This is my life” y la sentida “Oh my home”!… ¡esas cuerdas!). El cuidado por los metales se demuestra en la briosa “All that’s left for you is to howl”. También despuntan los teclados, mientras que el cierre con “Linden Street Experience” encumbra aún más el disco. Un gran trabajo con una gran y amplia personalidad sonora. ¿Satisfecha del resultado final?

Estoy muy feliz con el resultado. Un disco es un trabajo muy duro, y que sea tangible es una gran satisfacción. Cuando trabajo algo lo hago a conciencia, dando lo mejor de mí. La parte de arreglar los temas, en mi opinión, es fascinante. Es como darles brillo, los últimos colores que van a marcar definitivamente el acabado final, el ultimo empujón. Vamos, que me autoexploto (risas).

De nuevo has trabajado en la producción junto a Paco Ortega. ¿Qué es lo que ha aportado al sonido final del álbum? ¿Entraste al estudio con los temas muy desarrollados, o alguno de ellos ha terminado de “crecer” durante la grabación?

La grabación del disco fue una experiencia muy bonita, ya que grabamos a corte directo toda la banda. Es algo que nunca había hecho antes y espero poder repetirlo muchas más veces. Se crea un ambiente mágico y de frescura y eso se transmite en la grabación. Esto es posible cuando la banda es sólida, hay mucho trabajo detrás y tienes muy claro cómo deben sonar todos los temas. De hecho, lo grabamos en dos días en jornadas de 8 horas. Luego ya me quedé yo sola a hacer el resto y a trabajar con los grandes músicos que colaboraron: el maestro Claudio Gabis, Jorge Ojea, Joe Speitn y Oscar Cuenca. ¡Unos grandes!

Paco Ortega es mi mano derecha, y ha sido un auténtico lujo volver a encerrarme con él en su estudio, Musigrama. ¡Ese lugar es mágico! Me encanta trabajar con Paco, nos entendemos muy bien, confía mucho en mí y dirigiendo grabaciones es un mago. Si hay algún detalle que no le convence, te lo propone, se prueba y siempre acierta.

El disco suena genial, y con una pedazo y potente bandas detrás. Este es un buen momento para que presentes a los componentes del grupo y les dediques unos cuantos piropos…

Pues ahí va: en la guitarra, y directamente desde el Gran Baires, el doctor Frans Banfield. En el bajo, todo un psicoanalista: Mr. Brian Moure, y en la batería, un todoterreno: Dr. Manuel Ares. Son unos cracks inigualables. Tenemos mucha química y es muy fácil tocar con ellos!

¿Te acompañará esta misma banda en los directos? ¿Qué próximas fechas puedes adelantarnos?

¡Claro que sí! La oxitocina es muy delicada de elaborar y necesito un buen equipo detrás. Presentamos el disco el 12 de diciembre en la sala Costello de Madrid. En Vigo, haremos un pequeño adelanto el 15 de diciembre en el Corte Inglés y en breve anunciaremos la fecha de la presentación en la ciudad olívica, es decir, en casa.

¿Qué artistas y discos has estado escuchando últimamente? ¿Hay alguna banda o músico que te enganche especialmente?

Me gustan muchos artistas, especialmente la gran Nina Simone, Tom Waits, Leonard Cohen, Little Richard, Sumo, John Zorn, Nirvana, Screamin’ Jay Hawkins, Shirley Bassey, Foo Fighters, y un gran etcétera.

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