Dream Theater en Durango (Por Beatriz Martín y Olalla Alonso)

Inolvidable. Así podría resumirse la sensación con la que el público salió de la Feria de Muestras de Durango tras sentir en su cuerpo la descarga del mejor metal progresivo abanderado como no podía ser de otra manera, por los estadounidenses Dream Theater. Su último trabajo de estudio ‘Systemathic Chaos’ ha tenido tan buena acogida que en su gira por nuestro país no podían dejar pasar la oportunidad de incluir una cita con el norte en su hoja de ruta.

Y es que los aficionados al género no podían dejar pasar una oportunidad como esta, con teloneros de lujo, que atiende al reclamo de los fans por una gira conjunta. Ni más ni menos que sus primos hermanos Symphony X. Y aquí estaban. Era una realidad. La verdad es que el corto concierto que ofrecieron fascinó a los allí presentes, sobre todo por las grandes dotes musicales de la banda, liderados en el ritmo por Michael Romeo y por la grandísima voz de Rusell Allen, que a día de hoy no puede ponerse ya en duda que es uno de los mejores cantantes de metal. Con la intro sinfónica que abre su último disco ‘Paradise Lost’ y un pequeño pero muy apreciado repaso a sus grandes éxitos nos dejaron tras cerca de 45 minutos de su mejor repertorio. Especialmente divertido el momento en el que Rusell pidió a distancia un katxi de ‘cerveisa’ que tardó eones en llegar a sus manos desde la barra.

Sobre las diez de la noche el semáforo situado en la parte superior del escenario pasó de rojo y ámbar a verde, liberando a las fieras que comenzaron su espectáculo con Constant Motion y la voz más que recuperada de James LaBrie al frente, que introdujo ya desde el primer acorde al público en lo que sería a partir de ese momento y hasta después de más de dos largas horas, en un auténtico teatro de los sueños.

E importante en este teatro como no, es el máximo cuidado por el apartado visual de su espectáculo, algo que pudimos comprobar en un decorado repleto de enormes hormigas de cartón piedra inspiradas en las ilustraciones de ‘Systemathic Chaos’, así como una pantalla al fondo en la que disfrutamos de una versión de los componentes en dibujo animado que se entremezclaban con primeros planos de cámara, que nos ofrecían un Portnoy más cercano tras su batería de tres bombos transparentes.

El set list, como siempre diferente al de las otras ciudades españolas, rellenó huecos de su discografía con destreza, mostrándonos la delicada “The spirit carries on” o aunando en su corte más duro como “Panick Attack”, de su anterior trabajo. “In The Presence of Enemies” ha pasado a convertirse en uno de sus extensos temas adorados por los fans como lo son “Metrópolis” o “Change of Sessions”, con más razón aún, pues decidieron ofrecernos las dos partes juntas, dando lugar a uno de los lujos de la noche. El cruce musical entre el bajo de seis cuerdas de John Myung, más aislado de lo normal en él en los conciertos, y la guitarra de Petrucci daba lugar a unas “guerras” totalmente compenetradas con el teclado rotatorio de Jordan Rudess, que incluso se atrevió a usar en su versión portátil.

Además, dentro la magia de sus temas repartieron extractos de Pink Floyd entre las notas, cerrando la noche con un Medley Final rellenado con Trial of tears, Learning to live, Finally free, In the name of God y Octavarium.

El quinteto se sentía a gusto entre el público, que aplaudía con ansía, que escuchaba, disfrutaba y comentaba a sus amigos los grandiosos temas. El cumpleaños de Rudess y una tarta que por primera vez no acabó en su cara estalló en un gran Happy Birthday de una feria de muestras repleta de gente que coreaba poco más tarde la despedida triunfal del grupo, camiseta de Athletic vestida por Portnoy incluida, y esperaba ansioso su vuelta para poder soñar de nuevo con el mejor metal progresivo.

Comentarios