Miguel Pardeza: "Como decía Ruano, todo lo que no es autobiografía es plagio"


Texto: Carlos Molina.

"Torneo" (Malpaso ediciones) es el debut literario del que fuera gran jugador de fútbol Miguel Pardeza. Un enamorado de la literatura que sorprende con una obra tan atractiva como perfectamente estructurada y narrada, rica en matices y en referencias.

El libro deja claro tu afición y pasión por la lectura. Pero, ¿cuándo comienzas a dar vueltas a la posibilidad de trasladar esa afición a una obra propia, y cuánto tiempo has dedicado a la gestación de este libro?


Supongo que desde siempre. Por desgracia, son pocos los que teniendo el vicio de la lectura reprimen la tentación de pensar que ellos tienen algo que decir y que pueden decirlo de manera aceptable. Lamentablemente, no soy una excepción. Los libros se empiezan a gestar, creo, al menos en mi caso, de manera silenciosa, casi inadvertidamente. Y cuando se dan las circunstancias, ese germen no para de traerte alucinaciones en forma de imágenes y de palabras hasta que se convierte en la primera frase que desata otras tantas que sumadas pueden dar como resultado un libro.

Un libro que dejémoslo claro no es excusa para dar cotilleos varios de vestuario. Es más, no contempla tu etapa profesional más allá de alguna (increíble) anécdota vivida junto a tu mujer cuando intentabas estar lejos de los focos periodísticos. Sin embargo, me parece una obra enormemente interesante en cuanto las vivencias reflejadas (con los rasgos reales y ficticios) y como de retrato de una época. Muestra a la perfección una España (o Españas, debido a las décadas que engloba). ¿Tuviste en mente algún libro, o autor, a la hora de trazar las líneas sobre las que ibas a edificar el relato?

Claro, hay poca literatura que se haga sin tener en cuenta a otros escritores y a otras obras. Más que en el tema, me dejé influir en la forma. Tenía claro que no quería hacer una novela convencional, por decirlo de alguna manera, sino algo en la que lo autobiográfico y lo ficcional se fueran alternando sin licencia ninguna. Esto es algo tan viejo que da vergüenza insistir en ello, porque, además, desde Cervantes, y aún antes, desde La Divina Comedia, por no irme más lejos, todo autor construye con los materiales históricos, personales y estéticos que tienen más a mano. Ya decía Ruano, en una frase memorable, que “todo lo que no es autobiografía es plagio”. Creo que llevaba bastante razón.

La obra ha sido editada por Malpaso, una editorial que va conformando un catálogo cada vez más espectacular, tanto de biografías musicales como de otros muchos ámbitos. ¿Cómo contactaste con la editorial, o fue ella la que lo hizo contigo? ¿Has podido leer alguno de sus títulos, y qué te parecen si ha sido así?

El contacto me lo facilitó un buen amigo de Zaragoza, Luis Alegre, historiador y crítico de cine, al que conté mi idea y me propuso contactar con Malcolm Otero, nieto de Carlos Barral, al que, por cierto, había conocido también en Zaragoza y con el que comparto amigos en común como Javier Barreiro, David Trueba, Ignacio Martínez de Pisón, Vila Matas. Sí he leído libros de la editorial, que, por cierto, y no es porque sea la mía, lo hacen muy bien con un toque peculiar tanto en lo estrictamente material como en la nómina de autores.

Desde el prólogo ya apuntas que te has tomado alguna licencia literaria a la hora de afrontar situaciones o personajes. Sin embargo, hay momentos de una profunda desnudez en tu libro. Desnudez personal y de algunas de las personas que te rodearon años ha. ¿Qué te resultó más difícil, mostrar esa faceta más íntima y profunda o crear la “irreal” e introducirla dentro de las experiencias biográficas?

Sin duda la íntima. Hablar de uno mismo da bastante vergüenza, es algo impudoroso que sólo puede acarrear equívocos y maledicencias. Ya decía Voltaire –cito de memoria- que por cada capa que nos quitamos del corazón nace un cuervo dispuesto a picotearte en la parte desnuda. Pero, en fin, el libro tenía que arriesgar en ese sentido porque de no ser así se me venía abajo la idea fundamental, la de mostrar los monstruos que engendran los sueños y lo doloroso que es crearte una identidad en un mundo que se afana en imponer modelos y patrones generales.


El libro es prolífico en cuanto a lecturas y autores que marcaron tu adolescencia y juventud. ¿Quiénes permanecen, aún hoy en día, entre las lecturas habituales de Miguel Pardeza?

Algunos autores como Chesterton o Borges siguen vigentes en mis preferencias. Los sigo leyendo con admiración y placer. Otros se han ido quedando en el camino como el bueno de Roso de Luna, al que dediqué acaso más tiempo que debía, por no mencionar a otros muchos de la bohemia de principios del siglo XX, Vidal y Planas, Hoyos y Vinent, Carrere, etc. a los que dediqué también una atención que me dejó un grato recuerdo, pero pocas lecciones útiles.

Olé por tu arrojo. No sólo reivindicas la belleza de la lectura como compañera de viaje y de vida (lo que habrá puesto los ojos como platos a más de un antiguo compañero de profesión), sino que además pones en valor al cómic. Yo, que cercano a los 40 sigo siendo lector habitual, en especial como tú de Marvel, lo agradezco enormemente. Antes te preguntaba por autores que siguen junto a ti. Respecto a los tebeos, ¿continúas leyendo alguno de vez en cuando, aunque sea reediciones de historias publicadas hace décadas?

No los leo muchos, es la verdad. Pero me sigue interesando su mundo. Y aunque entiendo que a los paladares exquisitos les pueda parecer una estupidez, a los héroes de Marvel los he seguido disfrutando gracias a las películas de Hollywood, algunas de las cuales como las de Batman, dirigidas por Christopher Nolan, son magníficas. El último cómic que he leído ha sido Watchmen.

Hablas en especial de Batman, Hulk y mi personaje preferido de siempre, Spiderman. ¿Qué valores te atrajeron más del arácnido? ¿Hubo alguna historia que te marcara especialmente de él?

Su sentido del humor, su lealtad a sus abuelos (tios, n. d. a). El tener conciencia de que tener poder sólo debería servir para ayudar a los demás no para aprovecharse a su costa en propio beneficio.

También haces algún guiño a la música, de hecho mencionas una canción a mi juicio fantástica (“All I Want is You”, de U2, con un videoclip también sobresaliente). ¿Qué tipo de música escuchas habitualmente?

Clásica y jazz. En ratos de euforia me vuelco en grupos de mi adolescencia y en otros que voy descubriendo, aunque sean ya veteranos, como Wilco, The White Buffalo o The National

¿Qué cinco grupos o artistas conformarían tu discoteca habitual?

Mozart, Beethoven, Schubert, Miles Davis y Bob Dylan.

Antes de llegar al final de la entrevista, me gustaría que me recomendaras algún libro y película que hayas descubierto hace poco y que te haya fascinado.

Un libro, "Dos ciudades" de Adan Zagajewsky; y una película, mejor una serie, ahora que están tan de moda, aunque puede que la hayas visto: "A dos metros bajo tierra". Me la perdí en su momento, pero fue un descubrimiento. Imposible aunar mejor realismo del bueno con la vida del más allá, si es que existe.

¿Existe la posibilidad de que, más pronto o tarde, podamos disfrutar de una nueva obra con tu firma? De ser así, ¿tienes en mente cuál sería el argumento?

Ando dándole vueltas a una idea, pero es muy pronto. He encontrado algunas palabras, que como creía Brodsky, es de donde brota el poder creador, de la magia de las palabras. Ya veremos

Comentarios