Lucas Masciano: "El disco te susurra al oído un puñado de canciones que te suenan de algo"


Texto: Carlos Molina.

Una de mis sorpresas musicales de lo que va de año ha sido el descubrimiento (tardío, lo reconozco) de Lucas Masciano, argentino residente en Barcelona que se ha marcado un discazo, “De París a Transilvania”. Creado durante un viaje en furgoneta por gran parte del viejo continente, en este trabajo han participado jóvenes músicos y artistas callejeros de numerosos países. Pop-rock, folk y sonidos fronterizos al servicio de uno de los discos del año.

Ya desde la portada anuncias el carácter itinerante de este “De París a Transilvania”. ¿Cuándo decidiste registrar este disco en un estudio móvil y recorriendo a la vez media Europa, y qué fue lo que te llevó a construir de esta forma tu nuevo álbum?


Mi nuevo álbum no es sólo un disco para mí. Se trata de regresar a un sitio mágico, alejándome de una parte del mundo que duele. Es intentar jugar a vivir, viajar y hacer música. Volver a la esencia con la experiencia que da el camino.

Un álbum con el que pones fin a cuatro años de silencio discográfico. ¿Qué has estado haciendo, a grosso modo, durante este tiempo?

Estuve mirando hacia adentro, organizando, viajando, intentando tener una vida fuera de la música para darme cuenta de que no podía vivir sin ella.

Has abierto el disco a la colaboración de músicos callejeros, alumnos de conservatorio o concertistas de varios países europeos. ¿Estaba la estructura de cada canción muy cerrada para indicar a cada uno de estos participantes su espacio, o apostaste por llevar una mínima base con el fin de dar la mayor libertad a cada uno de ellos?

Cada músico y cada tema eran diferentes. Para aquel que quisiera seguir un patrón teníamos partituras y esquemas, mientras que si alguien deseaba improvisar podía hacerlo. Y si alguien deseaba jugar con las dos posibilidades también tenía libertad para hacerlo.

Unas colaboraciones que, imagino, te habrán traído muchos recuerdos de todo ese tiempo que pasaste tocando en la calle. ¿Cómo resumirías todo lo que ha sido tu carrera musical desde tu llegada a nuestro país? ¿Satisfecho de todo lo que has llegado a conseguir?

Es una historia bonita, un sueño hecho realidad. A veces lleno de alegrías, tormentos, ilusiones y desilusiones.

Fue intenso, desperté hace tres años y la verdad, no sabía bien lo que había pasado. Mis discos me recordaron el camino, fueron mis migas de pan en el bosque para volver al sitio del que salí algún día.

La edición y mezclas se llevaron a cabo en Barcelona, “de forma artesanal”. A mi juicio, el álbum posee un gran espíritu de directo. ¿Crees que ese rasgo, el de escuchar un disco que sientes que en realidad están tocando para ti en una sala o local, es la virtud que termina por definir este nuevo trabajo?

Lo has definido super bien. Eso comentaba con Paco Zárate, productor del nuevo disco y gran persona en mi vida. Es un álbum cercano, compuesto y grabado sin presión. Te susurra al oído un puñado de canciones que te suenan de algo.

El disco comienza enérgico, con una luminosa ‘A ti también’, mientras que ‘Alta tensión’, primer single, apuesta por una atmósfera más recogida y folkie. Bellísima canción. ‘Nadie te va a querer’ es un abrazo entre un íntimo Calamaro y Los Secretos, con retazos fronterizos. Una pasada, al igual que la minimalista y acústica ‘Un lugar’, a lo DePedro, y una también recogida ‘El Secreto’, con reminiscencias de Jorge Drexler. La verdad es que la apertura del álbum no puede ser más sobresaliente. ¿Cuáles son tus expectativas con este disco? ¿Cómo valoras su recepción hasta ahora?

Me gustaría que la gente lo vaya descubriendo poco a poco, que se comente y pase de mano en mano. Vamos, que sea tan artesanal su difusión como fue su manera de hacerlo. Que se vaya metiendo por sí mismo en las casas, en los coches y en las historias.

Oye, debe ser toda una pasada disfrutar en directo de esa ‘Agra’ que es una auténtica pasada con ese aire Goran Bregovic, de la intensa, atractiva y popera ‘Tormentas’ o de la etérea y de nuevo fronteriza ‘Matando al dolor’, con la fantástica voz de Sabrina López. También mola la jazzística ‘Quién tiene la razón’, una rara avis dentro del álbum, y la de nuevo lánguida y mágica ‘Pauri’, contrapunto de la festiva ‘Fuego’. Llevas ya varias fechas de la extensa gira que te mantendrá en nuestro país hasta finales de noviembre. ¿Cómo están yendo los conciertos hasta ahora?

Todo va yendo en ascenso. La gente ya está pidiendo más las canciones nuevas que las antiguas. Es muy reconfortante ver que se va sumando poco a poco nuevo público, y que asienten a lo que quise contar en este disco…

¿Qué músicos te están acompañando sobre el escenario?

Tenemos una banda, o “familia”, amplia. Dependiendo de cada bolo vamos de 2 a 6 músicos. Yuri She se encarga del contrabajo y los coros, Paco Zárate del bajo y los coros, Alexandre Rexach está a la guitarra y el pedal Steel, Pablo Santis es el batería y yo voy alternando con vientos y violín…

¿Cuál ha sido el bolo que más satisfecho te ha dejado de los ofrecidos hasta el momento?

Recuerdo un directo en el que conecté increíblemente con mi banda y con el público. Fue en la Sala Costello de Madrid, dándolo todo con Pablo Santis a la batería, Alexandre a la guitarra y al pedal Steel, Paquito Zárate al bajo y los coros y Jorge con su acordeón. Tocamos para nosotros y el público se metió dentro de nuestra energía. Estábamos todos como definiendo un momento, una atmósfera…

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