Wilhelm and the Dancing Animals: “transmitimos optimismo, vitalidad e incluso hiperactividad”



Texto: Carlos Molina.

Otro de esos nombres que se han metido entre lo más interesante del indie patrio. Wilhelm and the Dancing Animals han facturado con “The War of the Species” uno de los debuts más interesantes de los últimos tiempos en nuestro país. Hablamos con Helen AW, una de las voces del combo navarro.

Oye, vaya pedazo de disco que os habéis currado. Antes de entrar de lleno en este vuestro primer largo, “The War of the Species”, me gustaría conocer en qué bandas habéis militando antes de formar Wilhelm and the Dancing Animals, y cuándo y cómo surge este proyecto.


La idea nace hace más de un año y es cosa de Guille, en aquel momento batería de Antigua y Barbuda, inquieto e insatisfecho por haberse visto siempre como batería (también ex-integrante de Dead Means Nothing, entre otras bandas). Coge una guitarra y con sus escasos conocimientos acerca de cómo tocarla, construye las bases para una canción, luego dos y luego tres, sustituyendo el dominio que le falta con el que le sobra a nivel rítmico, resultando una especie de unión entre punk y acústico, ya desde el principio. Decide contar con Helen (que había tocado el bajo en grupos locales desconocidos) para completar las canciones con voces, teclados y melódica, componiendo a la vez las líneas del resto de instrumentos: mandolina, guitarra eléctrica, bajo, batería y demás percusión. Una vez grabado el EP entre los dos, Iñigo (guitarrista de Kerasy), Have (guitarrista en Yakuza's band), Kiko (batería en Selçe Coleiton) y Josh (Tambourine Tigers) completan lo que pasa a ser una banda.

Un álbum con el que estáis cosechando numerosos aplausos de la crítica, y un buen número de reconocimientos (entre los favoritos del Mondosonoro, maqueta del año 2011 del Zarata, finalistas en el Concurso de Nuevos Talentos del S.O.S 4.8, sonando en la NPR norteamericana). ¿Os esperabais una respuesta así?

No esperábamos nada, ni una cosa ni la otra. No llevamos diez años machacándonos en un local de ensayo, ahorrando para comprar instrumentos y pasándolo mal; esto ha tenido un origen muy distinto, que es la producción casera de tres canciones autoeditadas cuyo objetivo era poner a prueba a su principal inductor y a quien él decidió que fuera la otra parte. Sentimos que la prueba había sido superada en el momento en el que vimos a Origami interesados por nosotros, todo lo que ha venido después... para Guille, probablemente, por fin una recompensa que sí que habría buscado en otras bandas, para Helen... un sueño.

Os habéis fogueado en directo en varias fechas (Madrid, Pamplona, Bermeo, Getaria), con escala internacional en Islandia. ¿Cómo fueron los primeros bolos?

Somos una banda adolescente aún (con gallos en la voz incluidos), no hemos contado con un técnico "del grupo", somos seis personas en un escenario... todo eso complica un poco la limpieza del sonido y su fidelidad al disco, pero hoy por hoy nuestra obsesión es perfeccionarlo e ir añadiéndole otros elementos de percusión, samplers...

Eso sí, quizás porque entre todos suplimos esa falta de experiencia en directo con la actitud positivista que ya de por sí tiene nuestra música, en ningún caso hemos sentido que decepcionábamos al público sino todo lo contrario, esa es la verdad.

Los bolos en Islandia los hicimos Guille y yo durante unas vacaciones a Islandia, tras ponernos en contacto con salas, hoteles, asociaciones… la respuesta fue positiva a todos los niveles.

Antes de este disco editasteis el EP “The Forest have no Name” (2011, autoeditado). ¿Incluía algún tema que no ha entrado en el álbum? ¿Qué destacaríais de él?

El EP incluía tres temas nuestros que han entrado en el disco, y una versión de Lukestar que, lógicamente, se ha quedado en el EP y en algún directo que otro. Creo que el EP destaca porque sí, porque lo grabamos en casa entre los dos, porque fue lo que interesó a Origami y eso lo convierte en el factor más importante para poder haber sacado un disco "de verdad" y para todo lo que estamos viviendo a día de hoy. Igual queda muy cursi, pero ese EP cambió nuestras vidas y lo que esperábamos de ellas; literalmente.

Vayamos ya con “The War of the Species”. Lo primero es destacar su aparición bajo el cobijo de Origami Records.

Aún no sabemos qué le llevo a Origami a apostar por nosotros con un EP de tres canciones y dos componentes que sólo habían ensayado en acústico y no tenían quién tocara el resto de instrumentos, pero esperamos que no se hayan arrepentido. Nosotros apostamos por quien apostó por nosotros sin dudarlo ni un segundo, y estamos encantados con su trabajo. De las bandas que lleva Origami, las que más hemos escuchado son Austin TV, Dolores, Boat Beam. Tocamos con Grises en Lleida y nos sorprendimos a nosotros mismos sin poder parar de dar saltitos, ¡ay! las bandas profesionales qué bien suenan en directo...

El disco ha sido grabado en los Montreal Estudios, con una producción conjunta entre el grupo y Hans Krüger. ¿Qué es lo que este ha aportado al sonido final del álbum?

La aportación de Hans no se ha limitado al sonido en ningún momento; ya era amigo de Guille y conocido por casi todos los demás. Lo que nos atrae de la producción de Hans es precisamente eso, que se trata de producción. No es un sitio donde te enchufas te ponen un micro y te graban. Da su opinión, experimenta con su material, aporta tanto en lo musical como en lo técnico… Además queríamos darle un toque natural, no nos importa que “técnicamente” suene perfecto, sino que tenga “feeling”. Mostramos mucha atención a la batería, ya que compartimos con él el concepto y gusto hacia dicho instrumento; baterías viejunas, con mucho ambiente, con un ligero toque electrónico, con “pegada” envolvente (“pshhh”)… Además es un santuario de sintetizadores y elementos electrónicos.

Y para rematar, él se mostró siempre muy interesado en trabajar con nosotros lo cual no puede ser más motivante.

“Wake Up” despierta onírica, sobresaliendo ya esos fantásticos juegos vocales que impregnan el álbum. ¡Una buena píldora de positividad, con ribetes folk y bailones! “Elephants” mantiene la línea álgida con esbozos punk, que también tienen su hueco en “Bulls revenge” o “The mighty lion”. “Finisterre” aúna de nuevo folk y pop, “All along” presenta retazos experimentales… Lo dicho: hay pop, folk, punk, maravillosos juegos vocales… ¿qué es lo que subrayaríais vosotros de este álbum y su propuesta sonora?

Que aunque tanto eclecticismo no haya sido buscado, de hecho nuestra intención siempre ha sido que respondiese más a un mismo estilo quizás. El resultado no siempre es exactamente igual que el que imaginas al principio, no nos gusta que se catalogue está dentro del pop, pero aceptamos que hay elementos que lo son; la parte folk responde más a los tipos de instrumentos que utilizamos que al estilo de música en sí, y creo que hemos sabido mantener reminiscencias punk en un estilo que no lo es...en cualquier caso es difícil hacer ecuaciones musicales de este tipo. Lo que sí es cierto es que lo que nos dicen que transmitimos optimismo, vitalidad, incluso hiperactividad… eso está ahí adrede, y desde el inicio.

Comentarios