Ariel Rot: “La Huesuda es un disco con un alto componente emotivo”



Texto: Carlos Molina. Fotos: Alfredo Tobía.

Conversar con Ariel Rot es siempre un placer. Como escuchar sus discos. El último, “La Huesuda”, es sin duda alguna una de sus mejores obras. Paseará sus canciones el próximo 8 de noviembre en el Kafe Antzokia de Bilbao. Antes, tenemos la posibilidad de charlar largo y tendido con el simpático de Ariel sobre este nuevo álbum del argentino, la gira y algunas recomendaciones musicales. ¡Comencemos!

A pesar de la temática que rodea el disco, “La Huesuda” no es un trabajo deprimido ni deprimente. De hecho, en el tema homónimo hasta te rodeas de una ranchera enérgica para acometerlo. Una canción muy viva, valga la contradicción. Te ha salido un disco muy rico y ecléctico en sonidos.


Sí, “La Huesuda” es una canción muy alegre porque, de hecho, no quedaba otra forma de acercarse a ese texto que no fuera un corrido mexicano. Intenté otra aproximación rítmica, pero le daba demasiada seriedad al tema. “La Huesuda” forma parte del folklore de varias culturas, ese espíritu femenino que te viene a buscar. No he inventado nada en ese sentido. Es verdad que no es un disco deprimente, pero sí que considero que hay canciones con un alto componente emotivo.

Por ejemplo, “Se va”, el último corte del disco, acústico e íntimo, que choca con ese comienzo de alto voltaje que es la nueva versión de “Debajo del puente”.

Así es. “Se va” es una canción muy íntima, la grabé tal cual, voz y guitarra, como si fuera un directo. No tiene ningún recording hasta el final, una cosita. Hay un lado del disco con alta carga de emoción en la letra y la música, pero también hay swing… En general, lo que está presente es mi dieta musical. No solo escucho rock, me gusta ampliar mi universo musical y oír todo lo bueno que aporta la música. A la hora de componer, está todo eso presente, aunque no a la de grabar. No me manejo con soltura en todos esos estilos, por lo que no me acerco a ellos desde una manera ortodoxa, sino desde un enfoque rockero.

También hay mucho piano, como en esa emotiva “Para escribir otro final”. Imagino que el hecho de que hayas jugado tanto últimamente con el piano habrá tenido mucho que ver.

Sí. Bueno, el piano siempre ha estado muy presente en casa. Ejerce cierta atracción, la sala donde está el piano siempre es un sitio guapo de cualquier hogar. En este disco me fue imposible apartar el piano. Como cada vez me manejo mejor con este instrumento, me senté mucho rato junto a él y así fueron saliendo bastantes de las canciones del álbum.

¿Llevaste las canciones muy desarrolladas al estudio de grabación?

Qué va, no llevé ni demos, dejé abierto el abanico para tomar las decisiones en el estudio. Hubo un trabajo bastante largo, intenso y meticuloso. Ultimamente no te encierras a grabar en un estudio, sino que estás grabando el álbum durante varios meses. La fórmula ha cambiado estos últimos años. Comencé la grabación en octubre y terminé en febrero de este año.

Curioso. Una faceta no muy difundida de ti es tu trabajo como productor junto a artistas y bandas como Calamaro, Makaroff, Chango o Los Pistones. ¿Cómo te definirías como productor?

Mi especialidad es hacer un poco la parte más musical de la producción, no tanto la del audio. Nunca fui extremadamente técnico, pero creo que mi fuerte es aportar a las canciones. Trabajar con ellas, sus textos, el repertorio… por supuesto, con los arreglos y sus sonidos. Pero yo no me encargo de meterme entre los botones para hacer que ese sonido funcione.



Llevas cerca de una veintena de discos, entre trabajos en solitario, con bandas…

El último recuento que hice creo que me salían 18 discos…

Me alegra comprobar que cada vez las entrevistas se centran más en tus carrera como Ariel Rot sin cuestionarte por posibles reuniones que todos sabemos…

Sí, lo mío ha sido un trabajo largo y complicado, que no mucha gente consigue. En primer lugar, tener una segunda oportunidad con una banda y, en segundo, construir una carrera en solitario sólida sin ser el cantante de esos importantes grupos. Carrera más grande o pequeña, pero sólida. La gente necesita los mensajes tremendamente claros para que cristalicen, y tuve que insistir durante 10 años (risas).

Mucho no puedes hacer, y menos voy a echárselo en cara a los que vienen a verme, que son los que sí reconocen mi carrera en solitario. Algún desubicado, en algún concierto íntimo, me pide el “Salta”, pero son casos excepcionales, que deberían ser revisados por algún médico neurocirujano (más risas). De todos modos, la pregunta sobre “esa reunión” que dices cada vez la escucho menos, y suele ser en los chats, donde ahí sí que cae lo de “cuándo volveréis a reuniros Los Rodríguez” y ese tipo de cosas. Tequila, por el momento, y lo poco que había y revolucionaria que fue su actitud, y Los Rodríguez, por las canciones y las grabaciones, fueron dos bandas muy importantes. Lo que ocurre con Los Rodríguez es que se trata de un grupo que fue creciendo y dejando unas composiciones espectaculares, por lo que mucha gente, que no fue contemporánea a la banda se quedó con las ganas de vernos, e insisten mucho en hacerlo.
Yo ahora mismo lo único que me planteo es seguir con mi carrera, con mis discos y canciones, preparar mis próximos conciertos… y Andrés igual. Por eso, no tiene lugar ni la pregunta.

Con quien sí has podido compartir escenario últimamente, aunque no en tantas fechas como las deseadas (de hecho, el bolo en Bilbao terminó por cancelarse) ha sido con Loquillo y Leiva. ¿Cómo valoras esa gira de “Uno de los nuestros”?

Hemos tratado de cruzar ideas, de compartir canciones, de buscar en los repertorios de los otros y encontrar qué canciones nos gustaría interpretar. Por supuesto, parándonos en los hits para el disfrute de un público familiar, por decirlo así. Ir al grano, en definitiva, dejando de lado el material más oscuro de cada uno de nosotros. La parte más interesante y novedosa ha sido la de invadir el espacio del otro.

Sí que podremos verte en Bilbao el próximo 8 de noviembre en el Kafe Antzokia, presentando “La Huesuda” con una banda eléctrica…

A la velocidad a la que se está destrozando todo, por el tema de los presupuestos, a lo mejor no voy ni yo ya (risas). ¡A lo mejor mando un ordenador que lo haga todo! (más risas). Sobre esta gira, puedo adelantarte que quiero ser lo más fiel posible al disco, pero lamentablemente van a ser los números los que manden. Yo durante un año y medio he hecho un show solo, en el que he aprendido mucho y he recibido las mejores críticas de toda mi carrera… No se devalúa un espectáculo si lo interpretas tú solo y lo armas de la manera correcta, esto es, si no lo haces de una manera informal y facilona, sino apuntando alto. Pero cuando sale el álbum, qué menos que intentar hacer ocho presentaciones importantes en las que las canciones estén elaboradas y lo más cerca posible, instrumentalmente hablando, del disco, donde yo pueda solear, por ejemplo.

Es cierto que en cuanto te fallan tres o cuatro fechas en ciudades importantes los números rojos comienzan a ser considerables. Dicho esto, mi deber es intentarlo, por lo menos. Me gustaría hacer todas las fechas españolas posibles, ir a Argentina, y ya aprovechar y hacer un paseo, posiblemente solo, por el resto de América. Me encantaría ir a sitios en los que no he estado nunca, como Perú, Colombia, México…



Me decía hace unos meses DePedro que es una pena el momento que vivimos en nuestro país, en este caso hablando de la música, justo cuando el pop-rock español está adquiriendo un reconocimiento enorme fuera de nuestras fronteras…

Me preocupan las nuevas bandas, porque no van a poder tocar. Y una banda que no toca es una banda que no suena, lo que nos va a poner detrás del ranking musical. ¿Por qué muchos de los grupos que visitan España suenan genial? Porque no paran de tocar. Si vives en Los Angeles, puedes hacer conciertos todos los días de la semana… por nada, pero tocas y tocas y tocas. Y eso es lo que aquí se va a notar más. Los grupos no tienen presupuestos ni garitos para hacer bolos.

Así que no sé, esperemos que al menos a nivel creativo se compense y que todo esté desbarajuste sirva para que algunos grupos empiecen a mirar de otra manera la música. Hablo de olvidarse ya de esa época de actuar en todos los pueblos, cobrar un caché alto y llegar a lo más alto en apenas dos años. El pop fue muy generoso con algunos grupos, y muy injusto con otros. Mucha gente aún tiene el chip de empezar a tocar y que todo les vaya fantástico. Yo cuando comencé en esto de la música, me contentaba con estar en una banda e ir todas las tardes a un local de ensayo a tocar. Para mí esa era la base y la esencia de todo. Tener una banda es pertenecer a algo, eso te aísla y te protege.

Nos acercamos al final de esta entrevista, y no me gustaría llegar a él sin que me recomiendes algún artista que, por edad, quizás no conozca mucho… o nada.

Te recomendaría, por ejemplo, música italiana. Por supuesto, Paolo Conte, que es magnífico, el maestro, y Vinicio Capossela. Ya yéndote a la década de los cincuenta, Fred Buscaglione. Música antigua (risas).

¿Qué banda o músico te gustaría ver, por ejemplo, en el Palacio de los Deportes de Madrid?

La verdad es que no me gustaría ver muchas cosas en el Palacio de los Deportes… pero mira, los Rolling Stones, por ejemplo. El último concierto grandioso que vi, para que te hagas una idea, fue en un teatrito de El Escorial, para 300 personas, como mucho. Fue de Daniel Melingo, otra recomendación que hago desde aquí. Hace un tango tremendamente canalla y personal. Para mí es mejor que Tom Waits, y lo digo sin sonreír.

¿Todavía sigues soñando con retirarte a un espacio paradisiaco cuando tu hija cumpla los 18 años?

Me quedan 10 años (risas). A quién no le gusta fantasear con la idea de terminar viviendo en una isla desierta, en plan hippie, pasando de todo. Convirtiéndote en un Sixto Rodríguez…

Pues prepárate para que te busquen para hacer un documental sobre ti…

¡Eso es! (más risas). No hablo de un retiro musical, porque la música es lo que dio sentido a mi vida y se lo seguirá dando hasta el último momento. A lo que me refiero es a tomármelo de otra manera, con mis tiempos, haciendo solo lo que me apetece y retirándome del espacio urbano y de este estilo de vida tan estresante.

Comentarios