Have you ever seen the rain? o ¿estuviste en la jornada del sábado del BBK Live? (Rem, Lenny Kravitz y The Blows). Por Carlos Molina

Las previsiones daban casi un setenta por ciento de posibilidades de lluvia. El cielo estaba encapotado, tristón. Aún así, cuando avanzábamos a eso de las 19 horas hacia el recinto desde la parada de autobús de Bilbao, muchos teníamos la esperanza de que sí, quizás llovería, pero ni muy pronto ni mucho. Craso error.

Poco antes de que el bus nos dejara en el monte Kobeta, empezaron a caer las primeras gotas. Previsores, Ainara y yo subimos con unos chubasqueros. Yo, que soy de Bilbao, elijo una visera en vez de un gorro.

Cinco minutos después, nos encontramos bajo una carpa, escuchando de fondo a los Sunday Drivers y contemplando con una mezcla de asombro y temor lo que estaba cayendo. Sirimiri, dirán algunos. Pero joder, qué sirimiri. Los más osados (camisetas y pantalones cortos, como si Bilbao fuera Benicassim) estaban empezando a mutar en sopas andantes. El suelo cedía el verde hierba por el marrón barro y empezábamos a ser conscientes de que la cosa iba a seguir así toda la noche.

Y vaya si siguió. De este modo, cuando Lenny Kravitz salió con un ligero retraso al escenario, el americano, como sus compatriotas de REM, iban a tener que vérselas con un público un tanto frío por las inclemencias meteorológicas. Además, al basar ambos gran parte de sus repertorios en temas de sus últimos discos y no en hits como la noche anterior Police, el feeling y feedback debía ser más que grande. En ese sentido, vencieron REM, aunque también sufrieron lo suyo.

¿Fue mejor el bolo de Lenny Kravitz de hace unos años en el BEC? Sí, de largo. ¿Fue malo el del BBK Live? No, ni de lejos. Sin embargo, el estadounidense apostó en varios pasajes por espacios íntimos (esa I´ll be Waiting al piano) cuando la situación (un público calado hasta los huesos, y con mucha gente parapetada bajo decenas de paraguas, ante el fastidio e incómodo de los demás) requería de una mayor energía, que de hecho no falta en su nuevo LP, It Is Time For A Love Revolution. No es de extrañar que los temas más coreados y aplaudidos fueran Are you Gonna go my Way?, American Woman, Love Revolution -con un Kravitz paseando por la valla junto al público, brazo en alto, para que apostáramos por el amor, hum- y la final Fly Away, colofón de lujo para un bolo corto (apenas una hora) y que dejó una sensación de que sí, podría haber dado de más.

Con toda la ropa mojada ya, barro en nuestras botas y pantalones y notando como nuestra piel iba tornando en blanca debido al frío, nos abalanzamos hacia la carpa Vodafone donde, en una plausible idea, la gente de The Blows nos tocó unos cuantos temitas bailongos (tres en formación guitarra y bajo, dos más si no recuerdo mal con todo el grupo sobre el escenario) que al principio fueron recibidos fríamente -vamos, como estaba el público- para al final dejar con ganas de más y una sonrisa en la cara. Son una de las sensaciones del momento y como nos sucedió con Fancy, les seguiremos de cerca.

Llamadnos cobardes, pero tal y como estaba el tema y tal y como estábamos nosotros (de calados) visionamos el bolo de REM desde la carpa con merchandising oficial del festival, junto a otras muchas decenas de personas, y donde pudimos disfrutar de la escenografía currada y chula de los de Athens, con pantallas fraccionadas mostrando diferentes planos de todos y cada uno de los componentes en distintas tonalidades. Vamos, como si estuvieras viendo un concierto y, a la vez, un videoclip del mismo.

El bolo se extendió durante hora y media, con el suelo ya convertido en un barrizal y numeroso gentío resguardado (los valientes que capearon el temporal apenas superaban la mesa de sonido). REM apostó fuerte por su último largo, Accelerate. Abrieron con Orange Crush y repasaron prácticamente todo el Acelérate, intercalando antes de los bises los himnos Bad day, Electrolite, Drive, What's the frequency, Kenneth? o la preciosa The One I Love. Para entonces, el gentío que apenas se había movido con las primeras piezas pasó a olvidarse de la lluvia, el frío y el barro y comenzó a entregarse con Stipe y compañía.

Y más que lo hicieron cuando, con los bises y el cantante con una camiseta del Athletic anudada en el cuello, la banda ejecutó la esperada Losing my Religion, la hermosa Imitation of Life, el rotundo primer sencillo de su último trabajo, Supernatural Superserious y, como joyita final, el Man on the Moon, que bien podría haberse reconvertido en Man in the Rain.

Comentarios

Bruno Díaz ha dicho que…
Aupa Carlos cuanto tiempo. lastima que no te acercaras mas al concierto de REM porque hubieras disfrutado como un enano. lo mejor del festi. en cambio Police me dejo frio, sonido perfecto pero 0 emocion. Como si los escuchara en la minicadena de mi casa.
De vez en cuando cuando me aburro yo tb escribo cositas
http://darkvictory76.blogspot.com/