Ariel Rot

Me encuentro con Ariel Rot en el hall del hotel Villa de Bilbao. Se encuentra departiendo amistosamente con Igor Cubillo, de El País. La verdad es que uno no sabe muy bien dónde esconde sus 47 años. En su aspecto físico está claro que no. Viste de traje negro, elegante, con una bufanda protegiendo su garganta. Tras saludarnos, y bromear sobre mi apellido cibernético, empezamos la conversación, dominada por el verbo fácil y agradable del argentino.

Esta es la última entrevista del día, así que voy a intentar no aburrirte. Así que lo primero que voy a hacer es no preguntarte por el título de Dúos, Tríos y otras Perversiones, imagino que lo habrás comentado ya en cincuenta mil entrevistas anteriores, y siempre está internet para echarle un vistazo a alguna de ellas para leerte algo al respecto.
(Sonríe) Ya... ¿sabes lo que pasa? El cerebro humano es tan misterioso... (risas) ya me gustaría ser más concreto y claro, tener preparado pre-conceptos... pero en mi caso no es así. No tengas miedo en repetir preguntas que me hayan hecho porque mis respuestas siempre añaden algo. Además, la gente no lee todo, con suerte te leen en algún sitio, así que tú pregunta.

30 años de carrera. Puesto así, parece un dato más, pero está claro que no lo es. Ahora mismo, lo anormal es que un artista tenga una carrera tan amplia como la tuya.
Es lo bueno de empezar joven. Y lo de tener una carrera amplia sí, es algo que se va complicando década a década. Tener tu banda a los 20 está chupado. De los 20 a los 30 todavía es llevable, si no triunfas todavía no tienes tantas responsabilidades como para tener que decirte: "Tendré que dedicarme a otra cosa para poder mantenerme a mí y a mi familia". De los 30 a los 40 empiezan a surgir ciertas urgencias, y si no salen algunas cosas, lo más probable es que tires la toalla y que la música se convierta en un hobby. Y si superaste los 40 haciendo rock and roll es porque ya es para toda la vida.
De todos modos, la realidad es que el mundo es más complicado en la actualidad. Tenemos que hablar en general, no centrarnos sólo en el estado del negocio musical, cosa que tampoco me interesa demasiado. Sacar cualquier cosa adelante requiere muchísimo esfuerzo y convencimiento.

Un aspecto que me destacabas en una entrevista hace un par de años es que te sentías muy orgulloso de encontrarte a mucha gente joven, incluso adolescente, en tus conciertos. Normalmente en un músico con tus años de carrera, lo más habitual es que tu público haya crecido contigo, esté compuesto de treinteañeros o gente de 40 años y más. Eso de tener seguidores tan jóvenes es todo un logro.
Sí, yo me podía haber convertido en un souvenir kistch (risas), y que la gente viniera a verme para comprobar cómo engordé, pero convivo en la escena, y de tú a tú, con los grupos noveles, me siento identificado con ellos y ellos conmigo, e imagino que eso también repercute en el público.

Y encima se te aplaude como guitarrista y cantante, como compositor a nivel de música y de letras.
Mientras estuve en bandas, me daba ya muy por sastisfecho con dedicarme sólo a la guitarra. Afortunadamente surgieron nuevos retos hace diez años, que fue cuando comencé en serio mi carrera en solitario. Hoy en día, es una carrera joven. En diez años es cuando uno comienza a dominar cualquier instrumento u oficio, cuando comienzas a convertirte en un valor seguro. Esos desafios los fui ganando: cantar mejor, componer también más cosas... Espero seguir en ese camino. Todavía puedo seguir ampliando mi geografía musical.

Al fin y al cabo, el aprendizaje tiene que ser el elemento fundamental para que, treinta años después de tus comienzos musicales, aún experimentes el deseo de coger una guitarra, escribir una letra, meterte en el local de ensayo y de grabación y salir por ahí de gira.
Para mí eso siempre es un leiv motiv: Pensar que tengo que tener una buena banda, estar pendiente del siguiente show, componer una canción mejor que las que compuse. Y por otro lado, creo que no hay mejor oficio para ganarse la vida que este. Es algo que respeto mucho, y lo valoro.

Dúos, Tríos y otras Perversiones. Qué gran título. Ojalá todas perversiones fueran juntarse con los artistas que han colaborado contigo y no otras cosas que vemos en televisión (risas). Ese disco, y la caja de Etiqueta Negra, son las que te traen a Bilbao. Centrémonos en las colaboraciones. El primer logro, más allá de los nombres, que son para quitarse el sombrero, es que este sí es un disco de colaboraciones surgido del autor. Me explico: muchas veces, en los álbunes de duetos u homenajes, es la compañía quien dice: "Que entre éste y éste artista, y por supuesto, sólo de nuestro sello". En tu caso no, nos encontramos con artistas de diversas generaciones y compañías, pero todos con algo en común: Son unos pedazo artistas.
Disfruté mucho la grabación. La peor parte fue el tener que organizar yo las llamadas, agendas, etcétera... En algún momento me vi algo desbordado. Pero a la hora de trabajar todo fue muy dinámico y fácil. El mérito es que los invitados no vinieron sólo a cantar, sino que capturé su esencia a la hora de acometer cada canción. Todos los temas están particularizados. Si te fijas, no hay una banda estable en el disco, sino que fui haciendo bandas a medida de la canción y del invitado. Bandas chicas o muy grandes, como la big band. Esto ha servido para romper los clichés que tienen todos los discos de duetos, donde se ha hecho de todo, desde auténticas aberraciones a álbunes maravillosos.

Combinas nombres míticos como los de Miguel Ríos, Carlos Tarque, Enrique Bunbury y Andrés Calamaro con las nuevas generaciones del pop-rock nacional como Quique González, Pereza o Amaral. Un repaso por supuesto no completo pero sí muy preciso de algunos de nuestros artistas y bandas más destacadas de los últimos veinticinco años.
Así es. En cierto modo, la escena ha salido fortalecida después de que la música de calidad estuviera estos últimos años tan maltratada y marginada a nivel mediático. En cierto forma sigue estándolo, pero ha salido adelante porque mucha gente ha decidido que es la música que les gusta, más allá de lo que te intentan imponer. Eso es lo que nos une a todos los invitados, una especie de sensación de resistencia a ese criterio que dice que a la gente hay que darle lo más obvio y lo más vulgar.

Repasemos algunos de esos invitados. Empezamos por un artista quizás no muy reivindicado en nuestro rock, Miguel Ríos.
Cuando uno piensa en Miguel Ríos tiene que ser consciente de la época que le tocó vivir. Fue mucho más fácil ser un Tequila que no un Miguel Ríos, que tuvo que lidiar con el franquismo y la censura. Eso hizo que pertenezca a otra generación. Yo siento que pertenezco a lo mismo que los Pereza. Miguel vivió en una España muy difícil que marcó su carrera, y lo tuvo muy complicado. Es un intérprete acojonante que ho hay que mirarlo como algo revival. Si hubiera empezado diez años después, se le hubiese tratado de manera diferente. Cuando Tequila se separó en plena época de La Movida, ya era visto como un grupo carroza, de la Transición, que no pertenecía a ella, cuando los grupos de La Movida tenían nuestra edad, pero habían empezado en la música un poco más tarde. Y en ese momento la gente también fue muy cruel con Tequila, y tuvo que pasar el tiempo para que se nos volviera a valorar. Nuestras canciones siempre han estado vivas y eso ha sido lo que ha hecho que Tequila esté presente, sus canciones, no su forma de vestir o el lugar que ocupó históricamente.

Otro gran nombre, Enrique Bunbury. La gente de Pereza me decía hace unos meses con motivo del lanzamiento de su disco de colaboraciones, Los Amigos de los Animales, que le admiraban desde hacía tiempo, pero que cuando vieron cómo nada más empezar a cantar se apropiaba de la canción, llevándola a su terreno, ese respeto creció. ¿Cómo ha sido tu experiencia con el maño?
En nuestro caso se ha tratado de una sociedad al cincuenta por ciento. Fue un encuentro muy especial, muy instantáneo. Aceleró el proceso de forma increíble, a la semana siguiente estaba en Madrid y aprovechamos para grabar. No se metió mucho en la preproducción. Salió muy rápido esa versión... yo le cité a él a la una, y cuando llegó ya la habíamos grabado (risas). Fue de esas cosas mágicas. Eramos cuatro músicos: piano, guitarra acústica y bajo... en realidad fue un trío. Prácticamente no hay recordings, fue una grabación muy económica, pero muy rendidora. Lo impresionante fue cuando Enrique empezó a cantar, porque le dio una carga muy emotiva a la canción que hizo que luego trabajáramos duro para que todo estuviera a la altura.

Mucha gente ha subrayado la presencia de Andrés Calamaro en el disco, pero a mí me gustaría resaltar la de su hermano Javier, un artista, por desgracia, casi desconocido en nuestro país.
Sí, se sabe muy poco de él. Es muy amigo, en los años 80 llegamos a ser socios en unos proyectos publicitarios. Su primer grupos se llamó Los Guarros. Tiene una carrera de veinte años. Ultimamente se ha metido muy en serio con el tango, tiene un último disco muy bonito. Cuando me lo pasó en un restaurante de Buenos Aires en el que coincidimos, lo escuché en el hotel, y me emocionó. A la mañana siguiente le llamé y le comenté que quería grabar un tango con él allí mismo. No fue fácil, porque había que concretar la grabación, y hace tiempo que no me manejo con los estudios de Buenos Aires, pero al final conseguimos realizarla un día antes de volver.

A finales de año estás en Leioa, aquí en Bizkaia, en un aforo pequeño, una sala para poco más de 200 pequeñas. Veo que vuelves a compaginar todo tipo de aforos.
Sí, como siempre. No tengo ningún problema, me gustan todos los formatos, los más íntimos y populares. Disfruto de las dos cosas, eso ayuda a que las todo sea menos monótono y te sigan pasando cosas encima del escenario.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
HOLA...LA VERDAD ESTA EXELENTE LA NOTA.ARTISTAS COMO ARIEL ROT ME HACEN SENTIR ORGULLOSO DE SER ARGENTINO


ME GUSTARIA CONTARTE ALGO...ARIEL COMETIO UNA EQUIVOCACION CUANDO HABLA DE JAVIER CALAMARO...YA QUE ANTES DE "LOS GUARROS" JAVIER HABIA INTEGRADO OTRAS DOS BANDAS,MUY POCO CONOCIDAS LLAMADAS "FRAPPE" Y "EL CORTE"

EN "FRAPPE" SOLO GRABO UN DISCO Y EL PRODUCTOR HABIA SIDO ANDRES CALAMARO


QUIZAS SE LE MEZCLARON LOS NOMBRES A ARIEL PERO BUENO...SE LO PERDONAMOS PORQUE ES UN GENIO ENTRE LOS GENIOS

DESPUES SI QUERES PASATE POR MI PAGINA...AHI TE LA DEJE.TIENE VARIAS COSAS DE ROCK ARGENTINO QUE QUIZAS TE INTERESE


UN ABRAZO