Steve Earle: "Guitar Town" -30th Anniversary DeLuxe Edition- (Universal)


Texto: Txema Mañeru.

¡Cómo ha pasado el tiempo! Parece que fue ayer cuando el gran Steve Earle venía tras sus muchos divorcios y estancias en la cárcel dispuesto a pegar una patada en el culo a los Bob Dylan, John Mellencamp, Dwight Yoakam, George Jones, Waylon Jennings, Townes Van Zandt, Tom Petty, Bob Seger o Bruce Springsteen y desalojarles de sus posiciones privilegiadas.

Y lo consiguió ciertamente porque se ha convertido en uno de los artistas más influyentes, prestigiosos e imitados de los últimos 30 años. Junto a Lucinda Williams se han erigido en los auténticos dominadores de toda la escena del country alternativo y el americana. Earle lo comenzó a hacer en el 86 con este seminal “Guitar Town” (Universal) que aparece ahora en una fantástica edición doble de lujo con el primer compacto con todo el disco abrillantado y remasterizado y con el añadido de unas jugosas notas interiores que han sido extendidas por auténticos especialistas. En “Guitar Town” teníamos ya su mejor faceta country y la más alejada de los parámetros de Nashville, también la pureza del folk de Townes Van Zandt y la fiereza del rock de raíces mezclado con el punk de los Replacements. También se acercaba en algún momento (algo más evidente en futuros y también interesantes trabajos) a la tradición bluegrass y aportando también letras dignas de la mejor canción protesta. ¡Un todoterreno, vamos!

Venía de tocar el bajo en Nashville con el gran Guy Clark y de pasar temporadas entre rejas por su afición a las drogas más duras. El disco se inauguraba con el fantástico tema titular ya clásico y con sonido country a lo Dwight Yoakam, que hubiera pagado un potosí por un tema como este. En ‘Hillbilly highway’ tenemos ese estilo clásico que puedes leer en su título. ‘My old friendo the blues’ es una fascinante balada fronteriza que junto con ‘Little rock’n’roller’ componen el lado más relajado de un disco con muchos y buenos sobresaltos. Así tenemos las geniales guitarras y ese aire casi rockabily de ‘Think it over’ o las guitarras con eco a lo Chris Isaak de ‘Fearless heart’. El banjo y el bluegrass regresan con ‘Down the road’.

Pero Earle es y era ya una máquina en directo. Por eso es una gozada total el segundo compacto de regalo que se titula “Live At Park West, Chicago IL. – August 15, 1986” que el captura en ese momento rebelde y juvenil con 19 temas y casi hora y cuarto de música y con el “Guitar Town” prácticamente al completo. Y excelentemente acompañado por unos geniales Th Dukes entre los que destaca la pedal steel guitar y otras guitarras del gran Bucky Baxter, muy conocido por su trabajo de años junto a Bob Dylan.

De hecho comienza el concierto como el disco. Una ‘Guitar Town’ preciosa, rítmica, pletórica y más rebosante de la ilusión de un principiante. También con los buenos teclados de Ken Moore. Las 3 guitarras y la rabia en la voz se apoderan de ‘Sweet Little ‘66’. Suena todavía más bonita y más emocionante en directo el lento ‘My old time the blues’ con un colosal Baxter en la pedal steel. También se sale en ‘Think it over’ en la que también rebosa energía el piano honky tonk de Moore. El ‘Little Rock ‘N’ Roller’ suena todavía más a Bruce Springsteen que en el disco y además la enlaza perfectamente con la única versión, el ‘State trooper’ del Boss. Me encanta el ‘Angry young man’ con su voz a lo Bruce y la armónica y el órgano más al estilo de Bob Dylan. El ‘Fearless heart’ también lo bordan en directo con nuevo momento brillante para Baxter. La vena punk a lo The Replacements le sale en la despedida con ‘I love you too much’. Pero aún regresa con la festiva ‘San Antonio girl’ y sus pegadizos teclados. Luego llega el genial estribillo y las crudas guitarras de ‘The devil’s right hand’. Regresa de nuevo con el bluegrass y ese ‘Down the road’ que cerraba el disco de estudio con banjo, que aquí está sustituido por una preciosa mandolina. Pero aún queda una desnuda y emocionante ‘No. 29’ interpretada por Earle en solitario, acompañado por las palmas y los vítores del público, que te deja con ganas de más aún. Sobre todo cuando se unen unas estremecedoras notas de Baxter con la pedal steel guitar.

Como es habitual en estas reediciones de Universal tenemos también un excelente libreto de 24 páginas con un montón de fotografías de cuando Earle era un chavalín. Además todas las guapas letras del disco y amplios créditos. Pero lo mejor es el laudatorio y amplio texto del experto Andrew Leahey. Como han hecho con otros artistas clásicos ojalá que sigan reeditando los respectivos discos en sus correspondientes aniversarios y añadiendo directos de la calidad y entrega de este.

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