Cody Jinks: "I'm Not The Devil" (Everlasting Records / Popstock!)


Texto: Txema Mañeru.

En los últimos tiempos son cada vez más difusas las barreras entre estilos más o menos tradicionales y melódicos como el country o bluegrass con los territorios más duros abonados al punk o al metal. Bueno en realidad esto comenzó ya a finales de los 80 y los 90 con formaciones de armas tomar como Jason & The Schorchers y Supersuckers o francotiradores como Steve Earle y Hank III. Así ahora tenemos a jóvenes como Al Scorch facturando punkgrass o este genial descubrimiento que para mí ha sido Cody Jinks y que se dedica al acountry más tradicional aunque ha sido cantante de thrash metal.

Lo primero que llama la atención al escuchar esta preciosidad de disco que puede ser candidato a disco country del año es la estupenda voz de barítono de Cody. Una voz que entra en materia con ‘The same’ en la que conversa con una ex y suena de una manera elegiaca y melodiosa con una gran steel guitar y un sensible violín. El tema titular llega a continuación en forma de vals lento, hermoso y con una sincera letra totalmente confesional. En muchos momentos se sale de los territorios estándar del country para acercarse a terreno songwriter como en el estupendo lento ‘No words’, aunque la steel guitar aporte cierto toque country. Por su background rockero y metálico le gustan más los outlaws que el country de Nashville. Por eso a la hora de elegir una versión lo hace con el ‘The way I am’ de Merle Haggard con la que además se identifica con la letra y la hace en una cálida y relajada versión manteniendo el brillante estribillo de la original. Sigue con el rollo outlaw y rockero que hará las delicias de los fans del Steve Earle de “Guitar Town” en ‘Chase that song’, tema que además cuenta con un fulminante piano. El tema más oscuro y apesadumbrado es ‘Heavy load’ y esa pesada carga la parece suavizar con un buen violín y la steel guitar. Sigue un emotivo y acústico lento como ‘Grey’ con especial brillo para su barítona voz, pero también para un encantador violín. Se muestra arrepentido e incluso inocente en su regreso a la iglesia de su infancia en ‘Church at Gaylor Creek’ en la que nos habla de las veces que ha abusado de whiskey y mujeres. En ‘Vampires’ se carga de solemnidad a lo Johnny Cash con un fino piano, un emotivo estribillo y un magnífico solo de guitarra. Los aires más rockeros llegan también para el final con la política ‘Hand me down’ con su letra a la yugular y su tono casi gótico cercano a WovenHand o incluso a Nick Cave. ¡Disco country del año y artista revelación del género!

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