The Good Company: "Ahora, fondo y forma trabajan a la misma velocidad"


Texto: Carlos Molina.

A la tercera va la vencida. Y no es que sus anteriores discos no fueran buenos, sino que la calidad alcanzada con su más reciente trabajo, “Walden Year”, es muy, muy bueno. The Good Company han trazado un álbum conceptual de exquisitos ambientes abiertos. De él hablamos con Víctor Ordóñez, cantante, guitarrista y también productor de este último largo de los canarios.

Ya está a la venta vuestro tercer disco (“Walden Year”). ¿Qué podéis contarnos de vuestros dos álbumes anteriores, "28" y "Dearland"?

“28” fue un álbum de iniciación, la edad que tenía cuando lo compuse, y “Dearland” un disco que tenía todo lo que es The Good Company a nivel creativo, pero que nos cogió en el proceso de tener claro todo lo que tienes que tener en cuenta cuando haces un álbum. Ahora con “Walden Year” sentimos que cerramos un círculo y que forma y fondo trabajan a la misma velocidad.

Discos en los que, si no me equivoco, trabajasteis junto a grandes nombres del pop-rock nacional como Luca Petricca (Hola A Todo El Mundo) y Ricky Falkner (Love Of Lesbian). ¿Qué es lo que más aprendisteis al colaborar con ellos?

Aprendimos el oficio y el misterio en cierto modo también, aunque sólo fuera para desentrañarlo. Ellos son grandes profesionales de la música y la producción en este país y estar con ellos te hace ver detalles que antes pasaban inadvertidos. Ricky es un gran músico intuitivo que produce mucho en base a los arreglos y Luca es un perfil más técnico pero con un amor por la música y el artista que le hace llegar siempre a un gran resultado. Son jefes de esto, qué voy a decir.

El primero de ellos, de hecho, repite en este trabajo. ¿Cuál pensáis que ha sido su “toque” más especial para este trabajo?

Esto quizá no le va a gustar, pero en esta ocasión, Luca hizo bastante de psicólogo musical en el proceso. Tras grabar las bases rítmicas en Reno, volvimos a grabar voces y coros. Algo no funcionaba, y éramos nosotros, no estábamos preparados. Él entonces nos hizo caer en la cuenta y nos ayudó a identificar qué teníamos que trabajar más. Nos mandó a casa a hacer los deberes. Y desde ahí nos ha aconsejado, como siempre ha hecho porque es un buen amigo de la banda.

La producción ha corrido a tu cargo. ¿Qué ha sido lo más complicado de esta tarea, y lo más agradecido de la misma?

Lo complicado es saber cambiar de rumbo cuando tus maravillosas ideas se dan bruces con la realidad. Quiero decir, algo no suena como imaginabas, o la fiesta de sonidos que en tu cabeza era preciosa, al salir por los altavoces se convierte en fatiga, como un plato saturado de demasiados sabores. Ahí es cuando no eres el más indicado para virar el timón, pero el reto fue aprender a hacerlo. Lo agradecido es sin duda que al término de las mezclas sientes que has completado un trabajo que puede ser mejor o peor, pero que es íntimo y personal, y sientes que mucho de ti está ahí.

Un álbum que habéis construido gracias al apoyo de vuestros seguidores en Verkami, que donaron más de 4.000 euros para que éste fuera posible. ¿Sorprendidos por la respuesta de la gente para que pudierais llevar a cabo esta obra?

La sorpresa del cariño de los demás hacia lo que haces es algo a lo que no te puedes acostumbrar. Sabíamos, para ser honestos, que podíamos lograr ese objetivo, pero lo que no sabíamos es lo que nos sorprendería el 'cómo' se logró. Ver a 100 personas coger un autobús para ver un concierto en medio del bosque a 8ºC casi hipnotizados por la magia del entorno, que fue una de las acciones del crowdfunding, fue muy especial. La gente se sumó a la ilusión del proyecto al igual que al contenido en sí del proyecto. Lo cual hace del crowdfunding una herramienta poderosa que humaniza la relación entre cultura y consumidor de cultura.


El disco está basado en las vivencias del escritor H. David Thoreau recogidas en su libro “Walden” (1854), un ensayo que, cito de lo aportado por la hoja promocional, “habla sobre el contacto total con la naturaleza, renunciando a todo, como camino hacia la verdadera libertad del ser humano”. ¿Qué fue lo que más os enganchó de esta obra para dedicarla todo un disco?

Fue el contraste increíble entre lo que aparentemente uno persigue con la música y lo que Thoreau proponía a través de su propia persona: la ambición contra la renuncia. Renunciar de una vez por todas a la reacción que tendría este disco y al posible éxito del mismo fue genial. Tiramos totalmente la toalla en lo más superficial y nos dijimos: "esta batalla está perdida", ahora hagamos un buen disco. Thoreau renunció a todo y encontró lo más valioso de este mundo, y la elevación de la naturaleza y su soledad eran un guante para cada una de las canciones. Sin duda, él puso lo mejor del disco (risas).

Los bucólicos primeros acordes de esa joyita que ‘Shepherds’ (maravillosos teclados y cuerdas) y su tonalidad hipnótica marcan el camino en el que se asienta un disco de ambientes y atmósferas mimadas y oníricas y de intensidades variadas, como los de la luminosa ‘Concord’. ¿Cuánto tiempo os llevó acometer la gestación de los 9 cortes que componen este trabajo?

Esta es una historia de composición rápida y fase de arreglos y producción totalmente lenta y pausada. Así que yo diría que terminamos de componer “Walden” en unos 6 meses y luego estuvimos más de un año dándole vueltas a todo una y otra vez. No siempre fue una obsesión, o dudas creativas: queríamos también aprender de nuevo todo lo que rodea a terminar una canción. Shepherds marca el aterrizaje suave en el mundo del lago donde vivió Thoreau: "lejos de los otros, yo me convierto en el pastor".

El álbum no se encierra en ningún género o sonido en concreto (hay detalles poperos, de ambient, post-rock, southern-rock o americana -‘Delta’, ‘Pushing Skies’-, experimentales –Selfisher-), encontrando su belleza precisamente en su carácter heterogéneo y abierto. ¿Cómo definiríais, a grandes rasgos, el patrón sonoro que hay detrás de The Good Company?

Creo que los rasgos más distintivos serían el tono emotivo siempre muy delante en las canciones y la presencia de textura y ambiente en el sonido de la banda. Además es importante en este disco el trabajo de banda que hubo, hay mucha gente muy talentosa metiendo texturas y detalles, y eso se nota mucho. Otra diferencia con respecto a otros discos es que usamos mucho la voz, no sólo como línea solista para decir una letra, sino como instrumento esencial en la grabación.

Hay un buen número de canciones que harán que la gente flipe en vuestros directos, como las cautivadoras ‘Aurora’ y ‘La Noche de Enfrente’ (qué bonitos esos ecos que me traen a La Habitación Roja). ¡Ojalá podamos disfrutarlas en Bilbao! ¿Qué primeras fechas en directo podéis adelantarnos?

¡Muchas gracias por el cumplido! Has nombrado unas muy favoritas en el seno del grupo. Estaremos girando el 7 de Abril en la Fábrica de Chocolate de Vigo, 8 de Abril en Mardi Gras en A Coruña, 9 de Abril en el Festival Emergentes de Oviedo y 14 de Abril en Moby Dick en Madrid. La verdad es que pasamos bastante cerca de Bilbao, así que alguna fecha allí podría concretarse.

¿Tenéis ya trabajado el set-list, y qué temas de vuestros dos discos anteriores tenéis pensado recuperar?

Sí, el set en directo tendrá un 80% de los de este disco y recuperamos también temas de los anteriores trabajos. 'Elsabeth', 'Snow' o 'Sweet Stone' siempre andan por ahí en el repertorio.

Hacer crecer una banda desde Canarias se antoja algo más complicado que desde cualquier otro lugar, peninsular, del país. ¿Cuáles son los mayores obstáculos con los que os habéis encontrado para conseguir, tres discos después, seguir aquí?

El océano Atlántico, ese es el enemigo número uno. Cuesta mucho salir, y la logística es cara y compleja. La clave para nosotros ha sido integrar el mundo The Good Company en nuestras vidas profesionales y personales. Así todo es más llevable y los viajes se aprovechan mejor. Pero obviamente seguimos porque encontramos un alimento en esto fuera totalmente de los focos y la industria musical.

¿Cuál es el último álbum, nacional o internacional, que más has disfrutado?

“All Your Favorite Bands” de Dawes. No sé ni cuántas veces lo he escuchado ya.

¿Qué otros hobbies tenéis además de la música y de todo lo que la rodea? ¿Nos recomendaríais alguna película, novela?...

El mundo del cine y el audiovisual es un hobbie y un trabajo para algunos de nosotros, al igual que la producción de eventos culturales. Leer es algo que el frenesí de este estilo de vida que cultivamos obstaculiza mucho, pero estoy ahora con “Seré un anciano hermoso en un gran país” de Manuel Astur y es un gran libro. También es recomendable toda la bibliografía de H.D. Thoreau, especialmente “Un Paseo Invernal”, además claro está de “Walden”.

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