Revolver: "He intentado reflejar lo brutal que suena la banda en directo"


Texto: Carlos Molina.

“Babilonia” marca el regreso discográfico de Revolver. Carlos Goñi ha facturado un álbum desgarrado, marcado por rupturas personales y profesionales varias, y en el que saca el mayor provecho posible al formato trío y. Un discazo, tal cual.

Un álbum, “Babilonia”, que se describe muy bien desde el primer corte homónimo: es muy crudo, visceral, alejado de arreglos ostentosos para ir a lo directo…


Pues fíjate: cuando el año pasado estaba con la gira de En Joy, al hacer frente a algunas entrevistas, algunos colegas tuyos me preguntaban por cómo iba a ser mi siguiente disco. Y recuerdo que les contestaba que sería muy directo. “Estoy tan feliz con el formato trío que irá por ahí”, decía. Cuando afirmaba que, por tanto, la producción sería más cruda, respondían: “Qué bien, qué bueno, tío”. Y eso me dio que pensar. A ver si va a ser que mientras en directo la banda convencía, igual en los álbumes me perdía en muchos recovecos... Parece que ante este nuevo planteamiento, la acogida está siendo muy positiva, lo que me hace estar tremendamente orgulloso y feliz. Mi deseo era que sonara una guitarra, un bajo y una batería, pero de qué manera.

Una de las razones por las que puede estar gustando es también porque está ofreciendo algo diferente. Si hubieras apostado por esta producción desde un comienzo, seguro que también te hubieran caído críticas. En este país somos muy de criticar si algo no cambia, pero también vamos a degüello si a alguien le da por experimentar…

(Risas). A mí me obsesionaba mucho algo, y de hecho me lo grabé a fuego durante la estancia en el estudio. Quería reflejar en el disco lo brutal que suena la banda en directo, un factor que se me había escapado en las anteriores producciones. También tengo que decir algo que llevo a gala, y es que los discos de Revolver siempre han sonado por encima de la media. Independientemente de que el estilo guste o no, eso lo he mimado siempre. Y en este trabajo es igual, el sonido de la guitarra es increíble, y lo digo además sin ningún tipo de rubor.

Que la guitarra suene así también es consecuencia de lo mucho que llevas tú currando en esto. Has dicho en muchas ocasiones en las últimas semanas que “Babilonia” marca un punto de inflexión, de madurez. Puedes presumir de ello, de haber alcanzado un punto muy alto.

Mira, este año ha habido un cambio indudable y tremendo en mi vida. Además por todos los lados. Después de 22 años casado me he separado, y he cambiado de management tras 17 años con la misma agencia y también el equipo de trabajo. En resumen, se ha quebrado todo mi entorno, lo que ha hecho que tenga que salir de mi zona de confort a toda leche. Todo es nuevo. Un compañero tuyo me decía hace poco que escuchando el disco lo primero que le había venido a la cabeza es que yo debía de estar pletórico. “Pero tío, ¿qué te ha pasado?”, me preguntaba. Pues eso, que he cambiado el entorno de forma radical.

Siempre he creído que somos lo que fuimos, el pasado configura tu presente de forma clara. Si encima modificas todo lo que rodeas, surge una parte de ti completamente nueva. En ocasiones para bien, y en otras para mal. Nunca se sabe. En este caso, a la hora de escribir y edificar las canciones, me da la sensación que para bien.

Ese espíritu de “sé positivo” impregna a mi juicio también “Babilonia”. Las cosas pueden estar mal, pero ten fe, lucha por arreglarlas.

Sí, mantengo el espíritu mala leche por todos los lados pero es un disco totalmente optimista, cero derrotista. Tengo un amigo en Avilés que hace años me comentaba que no entendía la razón por la que mi management transmitía esa imagen mía como de chico triste y solitario. “No tienes nada de eso”, me repetía. Y tenía razón. Me fascina la ironía y la uso para todo, pero hasta este disco quizás no la había empleado tanto como hubiera debido. Lo que es evidente es que de llorón tengo poco en este álbum.

Hay muchas canciones chulas en el disco, pero para mí una que es redonda, seguramente de las mejores que he escuchado en estos meses de 2015 es ‘La moral mora en la moneda’.

Muchas gracias, tío.

La letra es fantástica, al igual que cómo se desarrolla en la canción. La misma manera en la que fluye el tema es ya de por sí increíble. Es como un tío vivo del que en vez de mareado, sales fascinado (risas). Además coincido mucho con ese mensaje de que lo que está pasando en la política no deja de ser una traslación de cómo somos en España. Se critica al vecino por no pagar un mes la comunidad cuando al mismo tiempo se está intentando hacer trapicheos en la declaración de la renta.

Has dado en el clavo, amigo mío. Al principio, cuando planteaba el disco, pensaba que el discurso que iba a dar iba a ocasionar que algunos me miraran mal. Pero me da igual porque llevo varios años de francotirador a mi bola, sin pertenecer a ninguno de los clanes de este país, ni a los furibundos del rock, ni a ningún otro. Me ha costado muchos lloros hace años, pero ahora paso de eso.

Hay una cosa que tengo clara: yo no creo que todos los políticos sean unos corruptos ni unos ladrones, de la misma manera que no pienso que todos los mecánicos me estafen ni que todos los músicos seamos unos caraduras de espanto. Considero que en los diferentes núcleos profesionales hay gente corrupta, y otra que no. Me niego a generalizar.

Hay una cosa que es de cajón. El mismo músico, por no hablar de otras profesiones, que está sentado en su casa diciendo: “estos son unos cabrones”, luego te llega y te dice: “esto cómo lo quieres, con IVA o sin IVA”. No jodas. Es como apuntaba Víctor Hugo ya hace unos cuantos años: “El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Al final, la única diferencia es la de los ceros que hay a la derecha.


Ojalá que la situación tan dura que estamos viviendo, en especial centenares de miles de familias con todas sus familias en el paro, sirva al menos, una vez vayamos recuperándonos, para dar más importancia a cosas que estos años hemos podido dejar más de lado, para centrarnos en otras más materiales. Y musicalmente, para que algunos músicos reorienten su espacio musical. Que valoren que igual girar más veces en acústico o con una banda mínima no es descender un peldaño, sino encontrar su hueco natural.

Absolutamente de acuerdo. Mi apuesta por el formato trío ha sido de corazón, pero he mirado todos los demás aspectos. ¿Ejemplos? Se han acabado las habitaciones individuales durante la gira. Todos viajamos en una misma furgoneta, no en dos, y si los asientos no pueden convertirse en cama, nos jodemos. ¿Qué nos toca ir a salas de quinientos? ¡No pasa nada! Al final, ¿dónde hemos bajado el caché? En las comodidades. Pero sigo llevando unos guitarrones de la leche para tocar y un ingeniero excelente, al que ahora también le toca a veces cargar y descargar. El pipa hace de pipa y si le toca conduce también. ¿Y?

Algunos dirían que eso es muy rock and roll…

Más bien es una putada (risas).

Lo decía por lo de sacrificio… (risas)

Lo sé, lo sé, si es así. ¿Sabes cuántos kilómetros nos hemos hecho con la gira En Joy? Alrededor de 96.000. En furgoneta, y cargando con todo el backline. Pero no pasa nada, porque al final este es mi oficio, y hay días que se afronta de una forma más dura y otras mejor, pero como pasa en todos los trabajos.

Yo lo voy a hacer igual de bien cuando toco en un pueblito de Extremadura que cuando lo hago en el Kafe Antzokia o en Las Ventas. Porque soy feliz subiéndome a lo alto del escenario.

Yo tengo la percepción de que hay más compañeros de profesión tuyos que piensan “Carlos es un tío de puta madre y está genial lo que hace” de los que en principio pudiera parecer. Vamos, que es más que permanecen en silencio que el hecho de que no estén por ahí… ¿Es así?

(Risas). Joder, estás entrando en la pregunta del millón. Tengo un colega que dice algo curioso. Hay muchos músicos de los gordos de este país que cuando públicamente les preguntan por sus bandas favoritas, jamás nombran a Revolver, pero que luego en privado se refieren a mí como uno de los pocos músicos de este país que no tienen tachones. Hace años eso a mí me costaba lloros. Ahora ya no me duele. Doy gracias a Dios por tener la nevera llena haciendo exclusivamente lo que me dicta el corazón y la razón. No soy un tipo ni ambicioso ni muy egocéntrico, sólo lo justo para subirme a lo alto de un escenario. Y me sirve de ayuda porque que soy un vergonzoso compulsivo y si no, no lo haría.

A nadie le amarga un dulce, y es verdad que no me ha pasado en exceso que mis compañeros me piropeen públicamente, pero ya no me importa. Sigo yendo a los sitios y los tickets se venden, y de vez en cuando tengo conversaciones tan agradables como ésta que me hacen sentir que lo estoy haciendo bien.

Además, como apuntabas antes, tu público es muy fiel, tienes muchas plazas fuertes. ¿Qué puedes adelantar de la nueva gira?

Comienzo por las diferencias. La gira anterior fue eléctrica porque llevaba muchos años, como cuatro o cinco, en los que prácticamente hacía bolos acústicos por la crisis. El año pasado decidí remangarme y decirme que los beneficios serían menores, pero que ya era hora de hacer conciertos cañeros. De hecho, no me llevé ni la guitarra acústica. Este año, gracias a Dios, al haber bajado ya a las catacumbas, voy a ser un poco más flexible y podremos llevar algo más de decorado, un ingeniero de luces, habrá un tramo acústico en el medio muy chulo… Los bolos serán seguro de dos horas y cuarto, con unas 22 canciones. Recuperaré temas que hace años que no tocaba, y otros desaparecerán respecto a la gira En Joy.

Voy a echarle cojones y tocar al menos siete temas de “Babilonia”. Es algo de lo que estoy muy orgulloso y que no hacía desde no sé cuándo… Cuando tienes una carrera larga es muy difícil encontrar un hueco para las canciones más recientes, porque aunque el último disco es la excusa para salir de gira, la mayor parte de la gente viene para verte por toda tu trayectoria en sí. Pero me atreveré, estoy muy feliz con este disco, y quiero tocar ‘Babilonia’, ‘Respirando bajo el agua’, ‘Blanco y negro’, ‘Las armas rotas’, ‘La moral(…)’, por supuesto, y ‘Te amo temor’, la canción de mis entretelas…

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