Tori Sparks: "Pensar en un disco futuro es casi como tener un niño, no sabes cómo será hasta que nace"


Texto: Carlos Molina.

“El Mar” supone la quinta pieza en la discografía de la estadounidense Tori Sparks, residente en Barcelona desde los tres últimos años. Folk americano, jazz y flamenco confluyen en un álbum muy especial que recoge algunos de los mejores temas de esta artista, versiones muy atractivas y algunas canciones inéditas. Hablamos de este lujoso disco y de su carrera hasta ahora con Tori.

Quinto álbum… y vaya álbum. Para todos aquellos que te hayan conocido con este pedazo de disco que es “El Mar”, ¿cómo resumirías, en líneas generales, lo que ha sido tu trayectoria musical hasta ahora?


Muchas gracias. Ha sido un camino un poco complicado, aunque supongo que es normal que sea así. (Ser músico profesional no es como estudiar medicina o derecho… que también es difícil, pero por lo menos hay un camino algo más recto). Comencé actuando en micros abiertos en mi primer año en la universidad, en Tallahassee, Florida, con 17 años. Poco a poco fui dando pequeños conciertos en Florida y Georgia, luego también en Francia e Inglaterra, cuando estuve allí estudiando. Con 18 años grabé una “demo” de cuatro canciones que llamó la atención de un productor de Nashville. Grabé también un disco, “Rivers + Roads”, en fines de semana y vacaciones en mi época universitaria. Justo después de graduarme con 21 años publicaron el álbum y me mudé allí para trabajar con ellos. Pero con 22 años terminamos el contrato por diferencias irreconciliables… sería una historia larga. Giré en serio por EE.UU. y Canadá por mi cuenta, normalmente sola, aunque a veces con banda. En 2007 creé mi propia discográfica, Glass Mountain Records, y saqué el segundo largo de mi carrera, “Under This Yellow Sun”, donde trabajó como ingeniero y co-productor David Henry. En 2009 vio la luz el tercer disco, “The Scorpion in the Story”, y en 2011, el cuarto, un doble-EP de 14 canciones llamado “Until Morning/Come Out of the Dark”, del que se hizo una versión en vinilo. Antes de sacar el cuarto disco me mudé a España. Tres años después, con 30 años, el 16 octubre he editado el quinto disco, “El Mar”, para el que he contado con la colaboración de un grupo de flamenco fusión, Calamento. Esta es la versión corta. ¡Resulta complicado explicar casi una década y media de manera breve!

Acumulas cientos de conciertos a lo largo de los últimos años en Estados Unidos y Europa. ¿Recuerdas alguno de manera más especial, por las bandas con las que compartiste cartel, el público, el recinto…?

Hace algo más de un año actué en el Festival de Jazz de Montreux, en Suiza. Ha habido otros conciertos muy especiales, pero este fue uno de los más memorables. Lo recuerdo por varias razones. Llegué en vuelo y alquilé un coche. Esperé a la banda, que llegaba en otro vuelo media hora después. Eran tres músicos de Dinamarca con quien había hecho una gira unos meses antes. Recogimos las maletas y condujimos tres horas. Una vez que llegamos a Montreux fuimos directamente a una línea de remolques buscando el que tenía mi nombre -servía como vestidor también– para ensayar, porque no lo habíamos hecho desde la última gira debido a nuestros compromisos personales y porque vivimos también en lugares diferentes. Ensayamos rápido mientras actuaba ZZ Top. Se fue la luz y tuvimos que usar las luces de nuestros móviles para continuar con el ensayo. Luego hicimos la prueba de sonidos –había cinco técnicos de sonido, todos muy majos - Y, por fin, actuamos. Sentía la fuerza de los graves del bajo y del bombo en los huesos. Todo el escenario vibraba, hasta el punto de que mi vaso de agua se cayó. El público estaba muy animado también, gritando y con los mecheros encendidos. Había casi 30. 000 personas. Nos sentíamos como los Rolling Stones, de verdad… aunque el presentador me presentó como “Tony Stark,” nombre del héroe de la película “Iron Man”. Pero bueno, no pasa nada. Acabamos el concierto y el público nos pidió más temas, pero no disponíamos de más repertorio. Entonces improvisamos una versión de “Summertime” -era un festival de jazz, ¿no?-. Un poco arriesgado para una banda que no había ensayado en cuatro o cinco meses, pero los músicos eran tan buenos que fue de maravilla. Después del concierto parecía que había tomado una ducha. ¡Hacía tanto calor!

Desde hace más de tres años resides en Barcelona. ¿Qué fue lo que te llevó a instalarte en la Ciudad Condal?

Hace cinco años la idea era trasladarme a París. Aunque la intención inicial era para poder girar más por Europa y tener experiencias nuevas. Cuando tenía veinte años pasé un tiempo corto en París y me gustó. Por eso regresé, busqué apartamento pero luego comprendí que no era una ciudad para mí, por lo menos para vivir. Me gusta volver para visitarla cuando puedo. En ese viaje visité Barcelona durante tres días y me encantó. Volví posteriormente varias veces para actuar y disfrutar y finalmente decidí mudarme allí con la misma idea que tenía para París: vivir en Barcelona y viajar por Europa dando conciertos. La única diferencia es que no hablaba castellano y sí francés por lo que tuve que aprender rápidamente. Hay mucha gente que habla inglés en Barcelona, pero para poder trabajar y conocer la cultura de donde vivía, era necesario aprender español. La verdad es que me alegro de haber tomado la decisión de mudarme a Barcelona, me ha traído muchas experiencias personales y musicales que probablemente no hubiera tenido en cualquier otra ciudad del mundo.

¿Qué grupos y artistas españoles de los que has conocido en este tiempo admiras más?

Mi favorita es probablemente Concha Buika. Quizás porque fue la primera artista que me llamó la atención después de trasladarme a Barcelona. Tengo recuerdos de estar pintando mi primer apartamento en el Raval escuchando “Mi Niña Lola”. Me encanta su voz y los arreglos en su trabajo con Javier Limón. También me fascina el primer disco de Estrella Morente, y obviamente la obra de su padre, Enrique Morente. También me gusta el disco de Limón que se llama “Mujeres” y su álbum “Traveller” con Anoushka Shankar; aunque ella no es española, parte de su banda para este proyecto sí. (De hecho, el concierto de Anoushka que he visto ha sido quizás el mejor que he visto en toda mi vida). Muchos cantautores de flamenco… a veces ni sé sus nombres. En el mundo un poco más pop suelo ser muy fan de canciones de los artistas pero sin conocer toda su obra, caso de Pablo Alborán, Las Migas, Javier Ruibal, Diego Cigala… quizás el mejor en la escena flamenca actual. Además de Luz Casal, DePedro, Vestuta Morla... Aquí he descubierto muchos músicos de África, Portugal, Francia que me gustan.

“El Mar” es un disco valiente, sin complejos, cautivador. Se nutre de tu pedazo de voz y gusto por los ambientes folk-rock y de los sonidos de Calamento, veterano trío de flamenco con 15 años de historia, que confiere de esta música a unas canciones que no desdeñan toques jazzísticos. ¿Cómo conociste a Calamento, y qué fue lo que te impulsó a trabajar con ellos?

Actuamos en el mismo concierto benéfico para el banco de alimentos de Barcelona. Había muchos grupos, cada artista tocaba sólo tres canciones. Después de actuar con ellos, pedí el contacto del guitarrista y percusionista de Calamento. Luego comencé a actuar mucho en dúo con el percusionista Xavi, y aunque era fan de lo que hacía Calamento, al principio pensé en la idea de una colaboración. Ellos ya tenían su proyecto hecho, no quería imponerles nada. Tras haber trabajado mucho con Xavi, él me preguntó si me interesaría cantar alguna canción con Calamento. Estaba encantada. Unos meses más tarde les propuse grabar un disco juntos. Al final empezamos la grabación el pasado mes de enero, más de un año y medio después del concierto benéfico.


Otro de los aspectos que hace único a este disco es que combina versiones y cortes nuevos junto a los más representativos de tu carrera hasta ahora… aunque con nuevos vestidos sonoros. ¿Has enfocado este álbum como un gustazo que darte, o supone un punto y aparte en tu carrera, a la espera de apuntalar tu siguiente paso musical?

En los discos anteriores todas las canciones eran temas propios, excepto una versión de ‘Quizás, quizás, quizás’, que forma parte del disco de 2011, “Until Morning/Come Out of the Dark”. Esta vez, hemos decidido hacer unas versiones conocidas, otras bastante oscuras -también "versiones" de unos temas míos de discos anteriores, arreglados de una manera muy distinta- más unos temas completamente nuevos. La idea era llegar a un punto en común entre la música nueva y antigua, música mía y la de otros artistas, que respeto, en mi idioma maternal (ingles) y el idioma de mi día a día (español), que juntaran las influencias de siempre y mi vida en España. Así sería en parte algo conocido y en parte algo extraño para casi cualquier persona que lo escucha; y representaría muy bien, creo yo, el momento en que me encontraba como persona y como artista en el momento de sacar el disco. Lo he pensado como un proyecto aparte, una colaboración específicamente con Calamento, en lugar de un cambio general de estilo. Al final he aprendido mucho del proceso de ensayar y actuar con ellos. En este sentido me ha influido permanentemente este repertorio. No se cómo serán los futuros discos, la verdad. Podría ser que notara mucho la influencia española, o no. Es casi como tener un niño, no sabes cómo será hasta que nace.

‘Everybody knows’ abre de forma lánguida el álbum, arquitectura minimalista con aderezos flamencos y fronterizos que va ganando en intensidades. Postulados que se repetirán a lo largo del álbum. Arrebatador arranque que mantiene el nivel con la intensa ‘Cold War’, con ribetes flamencos y también jazzísticos, al igual que esa gran versión de ‘La flor de Estambul’, y esa también sentida ‘La llorona’. ¿Cuánto tiempo dedicaste a trabajar los temas con sus nuevos dibujos sonoros antes de meterte al Feelback Studio de Barcelona?

Mucho tiempo. En el pasado, en Nashville, solía coger músicos que conocía bastante bien para las sesiones en el estudio. Les pasaba los temas una semana o dos antes, y el día de la grabación ajustábamos las ideas que tenía cada músico para su parte en los arreglos. En este caso fue muy distinto. Aunque había un poco de improvisación, y algunos cambios hechos en el mismo momento, ensayamos previamente los arreglos juntos cuatro o cinco meses antes de grabar. A veces estábamos fuera mucho tiempo con nuestros compromisos personales o profesionales individuales. Cuando estábamos todos en Barcelona nos reuníamos para ensayar.

El disco continúa con grandes momentos, como la homónima ‘El mar’, las desbordantes ‘Sinner´s Shoes’ y ‘Mama’, las más luminosas ‘Verde’ y ‘Under this yellow sun’, la evocadora ‘Llorando (Crying)’, la coqueta ‘Quizás quizás quizás’, revestida de una gran sección rítmica, y ese final intenso y bello con ‘Out of the Void’. Imagino que estarás muy, muy orgullosa del álbum.

Muchas gracias. Agradezco que te hayas tomado el tiempo para escucharlo con tanta atención porque este disco me importa mucho. Me siento satisfecha de la música, una combinación de elementos españoles mezclados con la influencia de blues y rock. Y estoy orgullosa no solo del trabajo que hemos hecho juntos, sino también de haber podido llevar este proyecto a la realidad. Ha sido un camino largo, pero por fin hemos llegado.

¿Qué fue lo que te atrajo de ‘Everybody knows’ (Leonard Cohen), ‘La Flor de Estambul’ (Javier Rubial/Erik Satie), ‘Verde’ (del maestro Heredia), ‘Llorando (Crying) de Roy Orbison y ‘Quizás, quizás, quizás’ de Oswaldo Farrés para realizar un acercamiento a estos clásicos e incluirlos en el disco?

Me gustaría poder darte una respuesta más concreta, pero simplemente porque me gustaron. Me llamaron la atención de una manera específica. Tenía el instinto de que funcionaría bien en este formato. Eso no significa que cogiera esos temas porque eran fáciles. Se trata de un repertorio con muchos matices. Algunas canciones me han costado bastante, mucho tiempo invertido en el arreglo o en la manera de cantarla, pero valía la pena.

El álbum suena muy directo, como si al poner el CD tú y la banda aparecierais de repente en cada casa y comenzarais a tocar el álbum frente al oyente. ¿Fue esa tu premisa cuando trabajaste en la producción de “El Mar”, que sonara poco recargado y muy desnudo?

Sí, esa era exactamente la idea. Estoy contenta con los arreglos de los discos anteriores, pero hemos tratado cada canción como su propio mundo en el estudio. Muchas veces había instrumentos o elementos de percusión distintos en casi cada tema. Me ha gustado el resultado, pero lo que siempre me molestaba era que sería casi imposible tocar estos arreglos nota por nota en directo. (Casi lo hemos hecho en el concierto para presentar el tercer disco, porque teníamos una banda de seis personas en el escenario, y tres eran multi-instrumentalistas. Pero eso no es práctico para ir de gira). Quería que este nuevo disco sonara como si estuviéramos tocando las canciones en vivo, con un aire orgánico. Hay pequeños detalles que hemos añadido para profundizar los arreglos –cosas de percusión y tal--, pero son detalles que no echarías de menos en directo. Me gusta el efecto, ves los huesos y músculos y venas de cada canción. Cada elemento musical importa aún más por el hecho de no tener tantos elementos.

Los primeros conciertos de presentación del disco se concentran en Barcelona y alrededores. ¿Intentarás llevar el directo a otros puntos del país? Si es así, ¿te acompañará la gente de Calamento?

Sí. Después de las presentaciones en Barcelona tengo planes de ir con Calamento a Alemania seguramente, aunque eso no será antes de 2015. Estoy hablando con unas salas en Madrid, Valencia, y Tarragona. Hago la mayoría de las gestiones para las giras, así que es un proceso más lento que si lo hiciera un agente. Mi plan es buscar más fechas para nosotros en el resto de Europa, quizás en EE.UU. también. En el pasado he podido girar mucho sola cuando no había mucho presupuesto, pero con este repertorio hace falta toda la banda para representar bien el sonido del disco. Quiero que me acompañen los tres Calamentos por lo menos, y si puede ser también el guitarrista eléctrico El Rubio, que es fantástico y aporta mucho en vivo. Lo único es encontrar lugares que pueden pagar suficiente para los cuatro o cinco músicos.

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